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Iconoclastia

La intolerancia fanática

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Los integristas religiosos tienen la piel muy fina. Son intolerantes con todos los que opinan de una manera distinta de su religión. Los totorotas que forman la asociación Abogados Cristianos, que deben creer que aún vivimos en el nacionalcatolicismo de la dictadura franquista, han vuelto a rasgarse las vestiduras hipócritamente por un sketch emitido en la televisión autonómica catalana sobre la Virgen del Rocío. 

El fundamentalismo es aquí doble porque no solo se trata de intolerancia a los que expresan a través de una broma televisiva un parecer distinto a ellos sino que se une al nacionalismo folclórico y extremista andaluz, que considera el sketch una ofensa y un oprobio para el pueblo de Blas Infante, ideólogo de la andalucismo y padre de la Patria Andaluza que fue fusilado por los militares golpistas al inicio de la Guerra Civil Española. 

Los católicos andaluces, que tienen una muy peculiar y apasionada forma de profesar sus creencias adorando imágenes de las diferentes y piropeándolas por las calles, se enfadan mucho cuando desde otra comunidad autónoma hacen unas bromas sobre la Virgen del Rocío o cualquier otra andaluza. ¿Por qué es más grave mofarse de la religión o de una virgen que de unas ideas políticas?. ¿Por qué en un caso la sociedad se vuelve intolerante hasta a la lactosa mientras que en política se permite cualquier burla sin problemas? ¿Por qué se puede ofender o criticar o mofarse de una ideología política y no se puede hacer de unas creencias religiosas? Aunque los creyentes se crean superiores y sobrenaturales, no dejan de ser humanos de carne y hueso. Hay gente que se toma la vida muy en serio. 

Hay ciertos andaluces (o canarios o catalanes o madrileños o murcianos) que se sienten muy ofendidos por esto y tratan de supremacistas a los catalanes cuando en ese mismo programa televisivo las mismas personas protagonizaron un sketch de humor similar sobre la Virgen de Montserrat, conocida popularmente como Moreneta y patrona de Cataluña. 

O sea, que no se trata, como ha dicho el presidente de la Junta de Andalucía, de una ofensa o afrenta al pueblo andaluz. Moreno Bonilla ha encontrado aquí un filón electoralista y demagógico, al igual que los líderes de otros partidos de la Comunidad. Aquí hay cera para todo el mundo. El humor es humor y hay que tomárselo como tal mientras no se traspasen las líneas rojas del delito o de los derechos humanos.  

Si todos fuéramos a pedir castigo por lo que dicen otros sobre nosotros por sentirnos ofendidos, este mundo estaría estancado. ¿Quién marca el nivel de la ofensa? Sentirse ofendido es algo muy subjetivo que no puede medirse legalmente. A mí también puedo ofenderme las tonterías que dicen los exaltados y fanáticos abogados cristianos y no por ello voy a pedir disculpas ni querellarse. Es absurdo. Sería el colmo que se antepusiera el sentimiento subjetivo de ofensa a la libertad de expresión. Se ve que los abogados cristianos más extremistas no se han leído nuestra sacrosanta Constitución. 

Resulta inquietante que en pleno siglo XXI todavía haya gente que se mosquee por el hecho de que se hagan bromas con los símbolos religiosos. Criticamos mucho las salidas de pata de banco que existe en el islamismo integrista cuando se exaltan por un cómic sobre Mahoma y luego son los mismos cristianos católicos los que claman al cielo de manera hipócrita. cuando les tocan a una de sus vírgenes. 

Más grave aún ha sido el caso porque no solo se trata de integristas religiosos sino también de integristas territorial nacionalistas. Parece muy ridículo ver a los dirigentes de derecha y de izquierda de Andalucía rasgarse las vestiduras por una chorrada como el sketch televisivo de la televisión catalana. Parece antediluviano. 

Habría que decirle a esta gente lo que les contaba Gila a sus paisanos del pueblo: si no te sabes reír de ti mismo, quédate en casa y no vengas a la fiesta. La tolerancia está por encima de cualquier creencia, sea religiosa, política o deportiva. Sólo hay que ser intolerantes con los intolerantes.

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