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Lastra versus Las Arrimadas

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Ahora que Adriana Lastra lo deja, espero que por solo un tiempo corto, sería deseable hacerle justicia política y personal frente a los ataques de Inés Arrimadas y todos/as aquellos/as que la despreciaban por no tener un título universitario “que lucir”. Aunque sí inició estudios de Antropología Social, decidió dedicar su vida laboral a trabajar por un partido político, no importa ahora cuál.

Señala nuestra Constitución que uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico es el pluralismo político  y los partidos políticos expresan éste y ayudan a la formación y manifestación de la voluntad popular. De sobras sabemos que tanto su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley e internamente deben ser democráticos.

Lo deseable es que cada uno de nosotros formáramos un partido político. Con ello conseguiríamos que nuestra vector de preferencias se acomodase invariablemente a él. Pero, dado el teorema de la imposibilidad de Arrow y que no deseamos a un fascista imponiéndonos sus preferencias, lo lógico es unirnos en aras a nuestras preferencias sociales.

Los partidos políticos son solo asociaciones privadas que cumplen con determinados requisitos sencillos y con un  fin estatutario, que no debe ser otro que defender una ideología; es decir, una manera deseable de conformar el mundo, evidentemente dentro de la propia Constitución, los Tratados de la Unión Europea y los Tratados internacionales. Si más, son el mecanismo por el cual los demás decidimos posicionarnos ideológicamente. Quien no lo hace es que no se entera.

Se necesita una organización, más compleja de lo que la gente que no ha estado en política cree, para hacer posible la traslación de nuestras preferencias en políticas públicas. Se necesitan trabajadores/as que realicen las miles de tareas. Normalmente se entra con ideales y/o simplemente buscando un trabajo como en cualquier organización no política. Aunque en el partido político se buscan trabajadores que compartan la idea de sociedad a que aspira construir la organización. Parece lógico.

Adriana fue una de esas personas que decidió trabajar en una organización que defendía aquella sociedad a la que ella simplemente aspiraba. Y como todo mortal, salvo millonarios/as, también aspiró a ganarse la vida en esa organización privada llamada partido político. Para ello debió demostrar valía, hacer amistades interesadas, realizar maldades, etc. Todo aquello que ocurre en cualquier organización humana. Humano, demasiado humano diría mi querido Nietzsche.

Lógicamente, cuando se decide entrar en política activa una de las cosas que debes aprender es que “no hay horario” si aspiras a la representación política. Olvídate de estudiar una licenciatura/grado/máster, salvo que no seas un profesional o te lo regale,  como a los/as de un partido “del que ud.me habla”. Por el contrario, en política activa la capacidad de aprehender y aprender es enorme si tienes actitud y aptitud. A Lastra le sobran.

Pero siempre a parecen Las Arrimadas/os de turno, a alardear de sus títulos para intentar humillar a la gente con talentos pero sin título. Eso solo demuestra lo que dijo Unamuno: la universidad no te da lo que la naturaleza te niega.

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