Espacio de opinión de Canarias Ahora
La leyenda de Pacuco Jorge
Nos encontrábamos con frecuencia en el Club Victoria, a veces en la Avenida frente al club, otras en el salón de juegos. Hace poco me decía: “Oye, como está tú padre, coño me lleva tres años y todavía está vivito y coleando. Me alegro, dale recuerdos”. Otro día: “Mira, publica que no estoy de acuerdo cómo está jugando la Unión Deportiva, parecen unos acobardados, hay que meterle más cojones a los partidos, oye, pon eso en el periódico”. Hace años: “Eres un germanista, defiendes mucho a Germán, pero tendrías que aprender de mí cuando jugaba de interior en el Victoria. El Marino nos tenía pánico a Marín y a Miranda, y cuando El Corona nos centraba un balón la defensa marinista se cagaba de miedo. Y no te digo nada cuando Pacuco Penichet se internaba por la derecha, destrozaba a la defensa marinista”. Hace unos meses: “Mi mujer me está vigilando para que no me fume mis puros, pero le he dicho que eso es sagrado, como ir a misa, ya está bien de tanto coñazo, de tanta vigilancia familiar”. Un mes de enero o febrero con fresquete: “Ves como está la playa, esto es una maravilla, mira que tía buena con las tetas al aire, si yo tuviera menos años”.
Cuando murió José Casas Gris, Pepín, portero inolvidable de la Unión Deportiva: “Coño, Feluco, Pepín me ha abandonado, ¿y yo con quién juego ahora al dominó y al subastao?. Criticón, impertinente gracioso y comunicativo, Pacuco Jorge conquistaba a todo el mundo con sus gracejos. ”Lo que escribiste el otro día de Juanito Guedes no me gustó, cuando vea a tu padre le voy a decir que te estás pasando en las críticas a la Unión Deportiva“. A veces nos tropezábamos mi mujer y yo con Pacuco: ”Pepa, con tu padre Antonio Pérez me pegaba unos vacilones en El Tulipán de la calle Tenerife inolvidables, y en el Juan Pérez, le hacía unas perrerías, y él se reía, y me decía, Pacuco no seas gamberro“. Un buen día me confiesa: ”Al principio de la unificación con el Marino, el Athletic, Gran Canaria y Arenas, me opuse tremendamente, pero luego fui un gran defensor de la Unión Deportiva Las Palmas“. Le conté: ”Pacuco, como mis abuelos y mi padre“. ”Ya lo sé“, me dijo. ”Oye, ¿me quieres decir porqué coñó te has ido a vivir para la Peña la Vieja, y no te quedaste por aquí cerca en La Puntilla?. Se lo expliqué, por una buena oportunidad de una casa cerca de la Plazoleta de Farray, y me dijo con ironía: “Eres un traidor”.
Cuando murió Manolo Montes el patrón, del que era buen amigo, quedó afectado, triste, pero eso le duró pocos días, porque Pacuco era todo vitalidad, alegría, ganas de vivir. Cuando hizo la mili pudo haberse quedado en La Coruña, el Depor quería ficharle, y cuando me lo contaba una vez más me decía: “¿y qué hacía yo en La Coruña sin mi playa de Las Canteras, sin mi club, el Victoria?” Le dije: “La Coruña tiene la playa de Riazor”. “Te bañas en agosto y sales congelado”, me contestó con una sonrisa. Su padre, Pacho Jorge, formó en el equipo inicial del Victoria capitaneado por Pepe Gonçalves, al que siempre recordaba con cariño. “Murió joven, en 1934, mi padre Pancho le tenía un gran afecto, fueron dos grandes jugadores, con Pepe Prada lo mejor del Victoria desde la fundación”. Conquistó varios campeonatos de Canarias, pero el más famoso fue el de 1942, le ganaron al Price de Tenerife por 9-1 en el campo Pepe Gonçalves del Muelle Grande que más tarde sería una fábrica de hielo. Ese domingo la delantera de leyenda era la formada por Pacuco Penichet, Pacuco Jorge, Marín, Miranda y Corona. “Tengo un gran recuerdo de ese día, marqué tres goles, el campo de fútbol vibraba de emoción. Nos dieron 25 pesetas por ganar ese campeonato”. Rafael Mújica, Alfonso Silva, Manolo Torres, entre otros grandes jugadores, debutaron en el Victoria cuando ya Pacuco Jorge era una gran figura. No quiso nunca dejar Gran Canaria, su playa de Las Canteras. Hoy Pacuco ya no estaba, pero me di un paseo por la tarde después del sepelio, y me pareció verlo con su puro y su eterna sonrisa. Descanse en paz una leyenda del fútbol canario.
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