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Manifiesto de Izquierda Socialista ante el 1º de mayo
Si analizamos el calendario laboral español nos damos cuenta que la gran mayoría de festividades que en él aparecen tienen un origen y un significado de carácter religioso, aunque la mayoría provengan de tradiciones muy remotas vinculadas a los ciclos de la Naturaleza y que fueron “cristianizadas” en su momento. La excepción a esta regla general la supone el Primero de Mayo porque las otras fiestas seglares con las que ahora contamos (Día de la Constitución y Día de la Comunidad Autónoma) son muy recientes.
Es la única fiesta del calendario que surge como fruto de la reivindicación popular, concretamente de los trabajadores y las trabajadoras. Se instaura en la II Internacional Socialista (Bruselas, 1891) en conmemoración de los asesinatos y ejecuciones de obreros ocurridos en 1886 en Chicago, en el contexto de la reivindicación de la jornada laboral de 8 horas. Ni siquiera el intento del papa Pío XII en 1955 de asimilarla creando la festividad de “San José Obrero / San José Artesano” para este día, consiguió desvirtuar el auténtico sentido de esta conmemoración.
El Primero de Mayo, coincidente con el ecuador de la primavera, está relacionado con la idea de comienzo de una nueva vida prometida, de renovación, de crecimiento de la esperanza para la organización obrera.
Y también se vincula con la simbología socialista en sus orígenes pues con la primavera se vinculan las flores y también a esta festividad:
En España el Primero de Mayo de 1915 los participantes en las celebraciones vendían flores y con lo obtenido se ayudaba a seguir manteniendo el periódico “El Socialista”. Los organizadores y encargados del orden de la manifestación portan un clavel rojo, (usado por primera vez en Austria); el Consejo de Administración de las Casas del Pueblo lleva la rosa, utilizada en Alemania; los obreros marchan con amapolas, cuyo origen se sitúa en Francia. Desfilan con todos sus estandartes y bajo los pliegues de la bandera roja, distintivo de todos los que luchan por romper las cadenas de la opresión y de la tiranía. Procuran manifestarse de forma silenciosa y pacífica, signo de firmeza moral, solidaridad y rechazo de la violencia, componentes fundamentales de todo buen socialista.
Pero sobre todo era la Fiesta de la clase trabajadora, de la reafirmación de la conciencia de pertenecer a la misma y de la reivindicación de los derechos aún por conseguir.
En los últimos años parece haberse difuminado el auténtico sentido de esta Fiesta. La falsa percepción inducida de que todos éramos “clase media” y no clase trabajadora, en un contexto de bonanza económica que parecía incuestionable, transformó el Primero de Mayo en “el día de los Sindicatos”. Sin duda como parte de la campaña de desprestigio hacia estas organizaciones en un intento de presentarlas como algo diferenciado del conjunto del mundo del trabajo.
Desde IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE creemos que El Día Internacional del Trabajo, el Primero de Mayo, tiene que volver a ser la Fiesta ciudadana de todos y todas quienes reciben un salario a cambio de su trabajo y más que nunca de quienes no pueden hacerlo.
Este día debe servirnos para poner en valor lo que nos une, independientemente del sector laboral al que pertenezcamos o de la “categoría” de nuestro puesto de trabajo, al margen de que seamos autónomos/as, asalariados/as, funcionarios/as o estemos desempleados/as, y que no es otra cosa que:
SOMOS LA CLASE TRABAJADORA
Por ello queremos estar juntos y juntas y celebrar nuestro día,
Por eso nos manifestamos junto a los Sindicatos,
Por esto reivindicamos más que nunca el derecho al trabajo y a que este sea digno.
Porque le pese a quien le pese...
EL FUTURO ES NUESTRO
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