Miguel de Unamuno sin indultos en la Caja de las Letras

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Los titulares de los periódicos que he leído sobre el acto de homenaje a Unamuno me han chocado e irritado al principio. ¿Cómo puede ser bueno y encomiable estar encerrado en una Caja aunque sea de Letras? Ciertamente no se trata de una caja mortuoria. La Caja de las Letras está reservada a los grandes escritores y guardará el relato del enfrentamiento entre Miguel de Unamuno y el general Millán-Astray en octubre de 1936 en el que se atribuye al escritor vasco la célebre frase “Venceréis pero no convenceréis”. Sin embargo, según el documento depositado, lo que le dijo a los militares sublevados fue “vencer no es convencer”, como reflejó Alejandro Amenábar en su película Mientras dure la guerra.

El legado in memoriam depositado por su nieto en el Instituto Cervantes contiene también un dibujo alegórico con un Don Quijote crucificado, realizado por el propio pensador, así como un poema autógrafo. Esto, junto con el famoso documento, donado por la familia de Ignacio Serrano, catedrático de Derecho Civil en aquellos años, ha quedado guardado en la caja de seguridad número 1695 de la institución, donde permanecerá hasta el 12 octubre de 2036, fecha en la que se cumplirán cien años de aquel histórico discurso de Unamuno, entonces rector de la Universidad de Salamanca, que evidencia la gravedad política del momento tras el levantamiento militar de julio de 1936.

El documento, con unas peculiares medidas (321x125 mm), contiene algunas valoraciones de dicho catedrático, que apunta: “Las palabras de Unamuno produjeron impresión e indignación” o, más adelante,  “Unamuno fue imprudente e inoportuno y al final antipatriota pero no todo lo que dijo es censurable”. Respecto a Millán-Astray, escribe que “terminó con varios vivas y mueras”, entre ellos un “abajo la intelectualidad”. “Después dio vivas a Franco”, escribe. Y añade que el general “estuvo bien pero fue más lejos de lo debido en cuanto afirmó que ciertos profesores morirán”.

Para Ana Chaguaceda, directora del museo salmantino, Unamuno está considerado como el primer intelectual moderno, un hombre que no sólo escribe, sino que también actúa, cuya relevancia como intelectual y como hombre público no habría sido posible sin el apoyo de su esposa y de sus hijos. Por su parte, Miguel de Unamuno Adarraga, arquitecto y nieto del pensador, declaró: “Mi abuelo dejó claro para siempre su aborrecimiento al fascismo”.

“Este acto es un reconocimiento a mi abuelo, que ahora parece estar de moda después de Mientras dure la guerra, película de Alejandro Amenábar,  el documental Palabras para un fIN del mundo de Manuel Menchón – ha dicho el nieto también bautizado Miguel de Unamuno Adarraga, ya con 86 años a cuestas. Con estas palabras y anudado por la emoción hacía entrega del dibujo del filósofo existencialista español Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936). Así entraba la entrega citada en la caja número 1695 de la Caja de las Letras como legado in memoriam de un autor al que el Instituto Cervantes reconoce como ”uno de los mayores intelectuales del siglo XX.“ En total el documento manuscrito, dos folios escritos por Ignacio Serrano Serrano, y el dibujo original.

“Se trata de un dibujo que hizo mi abuelo de Don Quijote crucificado en un árbol, que tiene en la parte de atrás un poema, y de las notas que escribió un profesor de la Universidad de Salamanca sobre lo que pasó en la famosa ceremonia del paraninfo del 12 de octubre de 1936. Es el testimonio más fiable de lo que allí ocurrió”, explicó el nieto del homenajeado. Los documentos proceden de la Casa Museo Unamuno de Salamanca, que los eligió para su depósito en una caja que se abrirá el 12 de octubre de 2036, en el centenario del enfrentamiento entre el escritor y el general golpista Millán Astray. El dibujo -“afición que cultivó toda su vida desde niño en Bilbao”, puntualizó Ana Chaguaceda, directora del museo salmantino- refleja la pasión del escritor por El Quijote, con Sancho triste y quizás llorando a los pies de su señor, crucificado, y Rocinante a un lado con la cabeza inclinada.

Dibujo original realizado por Miguel de Unamuno. La alegoría de don Quijote sacrificado fue esencial en la concepción literaria del poeta León Felipe.

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, destacó en el acto que Unamuno “es un referente en todos los aspectos de la literatura española y la creación”.  Afirmando que “pensar en el ensayo, en la novela y en el teatro es pensar en Don Miguel de Unamuno” que es un escritor comprometido cuyos escritos y reflexiones siguen siendo sumamente actuales.

En el reverso del dibujo de Don Quijote crucificado se puede leer: “Y la gallina, madre inquieta, en torno al tardo huevo se movía ansiosa pobre pollito que nacer no logra! Dió al cascarón un picotazo entonces impaciente la madre, ensangrentada brotó una cabecita sobre un cuello como leve cordón, dos pobres ojos registrron el campo, se oyó un pío, saludo y despedida, sobre el cuello la cabecita se plegó, y la cuna fue sepultura”.

Como se ve el pensamiento de la muerte sobrevuela en torno al dibujo.

El pasado 17 de junio de 2021 las notas manuscritas del catedrático, coetáneo de Unamuno y testigo presencial de los hechos, testifican a modo de acta el enfrentamiento del 12 de octubre de 1936 entre Miguel de Unamuno y el general alzado Millán Astray en la Universidad de Salamanca, tomadas por Ignacio Serrano y que recogen la frase “Vencer no es convencer” del intelectual, que se custodiarán en la Caja de las Letras. Estos dos folios escritos por Ignacio Serrano, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Salamanca, testigo del enfrentamiento, constituyen el único documento que constata aquel hecho histórico ocurrido en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con motivo de la festividad del Día de la Raza (que Unamuno hubiera cambiado por el Día de la Lengua), que tuvo como protagonistas al rector Miguel de Unamuno y al general Millán Astray. “Es el testimonio más fiable de lo que allí ocurrió», explicó el nieto del homenajeado. Y citó de memoria una cuarteta incluida en el Cancionero de Unamuno:

No un manojo, una manada

es el fajo del fajismo,

detrás del saludo nada,

detrás de la nada abismo.

El nieto recordó que su abuelo había sido contrario al fascismo y que usaba “fajismo” traduciendo al castellano lo del fascio italiano: Haz-manojo-fajo. Era una satisfacción para él, contraria a la pretensión de algunos que han pretendido afincar a Unamuno en el terreno ideológico del fascismo.

Recuerdo yo, para coincidir con la satisfacción de su nieto, que en su correspondencia personal, Unamuno en una de sus cartas anteriores de 1935, decía del fascismo que era como “una rueda de molino que por falta de grano que moler se muele a sí misma y se hace polvo.” Y ya en 1928 en otra carta escribió de “la insolente insensatez de Mussolini y del  fajismo”.

Unamuno también había escrito: “Yo temo, por mi parte, que mueran mis palabras en los libros y que no sean palabras vivas, porque he vivido siempre de hacer, de vivir de la  lengua.”  Eso explica quizás su aprendizaje de idiomas nuevos, palabras vivas de otros círculos culturales y confiesa: me puse a aprender danés para leer a Kierkegaard cuando a penas si era conocido del gran público alemán.“ Y en otra ocasión escribía: ”conozco además del francés, inglés, alemán e italiano, el danés y aunque con alguna dificultad puedo leer sueco y holandés, pero me están cerrados los idiomas eslavos.“

El nieto del escritor expresó contento del reconocimiento de que goza en la actualidad en su ciudad natal, “algo para lo que fue muy importante Iñaki Azkuna, que creó el Día de Unamuno y reivindicó su figura”. El fallecido alcalde de Bilbao era un unamuniano militante.

 Recordemos que el encuentro unamuniano con la filosofía de Sören Kierkegaard se produjo a través de la lectura del libro del que era entonces una autoridad máxima en el ambiente europeo sobre Literatura  y Filosofía,  Georg Brandes, sobre Kierkegaard. El título: “Sören Kierkegaard. En kritik fremstilling i grundrids” (danés). Como no encontró nada en francés se puso a aprender danés.

 Unamuno habló de Paz en la guerra y de Guerra en la Paz, pero la guerra a que se refería era  la lucha espiritual y no la de las armas. Armado de su pluma el campo de sus batallas no eran regados con manchas de sangre, sino en cualquier caso de la tinta caída de su pluma. Alter ego de Don Quijote era un Unamuno de la Mancha.

Unamuno creía que había problemas que la razón no podía resolver. Su “Vida de Don Quijote y Sancho” es un ejemplo y compendio de sus teorías. Y que no la razón sino la fe podía ayudar a su solución. Así pues, Unamuno aplica toda esta doctrina irracional sobre el caballero de la fe a don Quijote. Kierkegaard por su lado no ha dejado interpretación alguna sobre don Quijote, aunque habló en sus Diarios de Cristo como alguien que sería visto como semejante a don Quijote, como una figura cómica en un tiempo como el actual, en el que la mentalidad secular o mundana ha impregnado todo y el genuino espíritu cristiano ha desaparecido. La visión de Unamuno es la contraria: no es que Cristo sea como don Quijote, sino don Quijote como Cristo, cuya locura es como la locura de la cruz. Pero el Cristo español, a través de la doctrina kierkegaardiana del caballero de la fe, queda retratado a su vez como un héroe religioso similar a Abraham. Y esa misma doctrina le va a permitir a Unamuno además presentar la locura de don Quijote como una forma heroica de existencia religiosa en conflicto con los otros, que son todos los demás personajes de la novela, con la excepción de Sancho, el único que llega a entender la genuina naturaleza religiosa de la locura de su amo.

Esta circunstancia condiciona sus características y, así, las novelas de Unamuno resultan altamente subjetivas y líricas, plenas de simbolismo; en ellas, la palabra (los diálogos o monólogos de los personajes) predomina de forma notable sobre la acción.

La personalidad se nos presenta como un misterio, no accesible a la razón, a nuestros Quijotes o Sanchos o al propio Unamuno, en su elección voluntariosa de creer, de ser en cierta medida „caballero de la fe“, a estos ya protagonistas de un destino en parte escrito en el rol o papel elegido sólo les queda creerse o no el papel que han recibido; o dicho de otro modo, tratar de dar sentido a lo que son, a partir de lo que representan. En repetidas ocasiones Unamuno habló de que estaba representando, de que lo suyo era una ”representación“.

Para Unamuno, éste es un ejercicio propio de la voluntad, ya que, según él, que es ésta, y no la razón, la que anhela, cree y quiere dar sentido a la vida. Según el escritor vasco, es la voluntad la que hace que sus personajes sean «reales, realísimos, y con la realidad más íntima, con la que se dan ellos mismos, en puro querer ser o en puro querer no ser».  Carlos Mata Indurain, profesor hispanista de rango, ha señalado „cómo la idea general de La agonía del cristianismo subyace también en la acción y en el pensamiento de San Manuel Bueno, mártir, la vida, la vida cristiana en concreto, se concibe como agonía (en el sentido etimológico de la palabra, que Unamuno pretendía recuperar). Esa agonía se da sobre todo en el protagonista de la novela “San Manuel Bueno, martir”, don Manuel Bueno, personaje que sufre en su interior la dura pugna del vivir y del creer o, mejor, del vivir queriendo creer, pero sin poder creer.“

En el coloquio de entrega se aludió a la situación española actual. La Derecha que en estos días condicionan el presente y no les importa condicionar el futuro. Para acceder a la Moncloa tuvo que deshacerse de su ADN franquista para que el país les tuviera en cuenta. Aznar, padre político putativo del actual Casado, en las generales de 1993, giró el timón sorpresivamente, reivindicando su “vocación profundamente azañista”, en referencia al presidente de la II República. En el acto en Barcelona donde Aznar se puso tricolor, el entonces candidato popular estaba flanqueado por Alejo Vidal-Quadras, presidente del PP catalán, que en aquel momento se hacía llamar Aleix porque le faltaban dos décadas para fundar Vox.

La pregunta sobre la sinceridad de Aznar por Azaña es necesaria dadas sus raíces franquistas. En 1994, hubo un acto literario: José Barrionuevo, Aznar y Federico Jiménez Losantos, para presentar el libro de este último titulado La última salida de Manuel Azaña. El escritor Andrés Trapiello contaba en el periódico El Mundo que “cuando Aznar llegó a la Moncloa empezó a organizar unas cenas con escritores. A mí me invitó y fui alguna vez. Una de esas noches, Aznar nos dijo a los invitados que lo acompañáramos a una dependencia del Palacio, que nos quería enseñar algo. Resultó que el tesoro que nos esperaba era una bandera. 'Es la bandera que envolvió el féretro de Azaña cuando lo enterraron'. Y hay una cosa que no puedo olvidar: el respeto, la devoción con la que aquel hombre doblaba y desdoblaba aquella bandera sólo podía ser sincero”.

¿Qué dirán los actuales dirigentes del PP y VOX sobre ese azañismo  republicano? Ellos que plantean, por boca de Casado, en un barato ejercicio de retórica transvestista en que él o ellos no son Oposición sino que son España. Según Casado:  „Sanchez necesita a los nacionalistas (catalanes) para que el PP deje de existir, de igual manera que los catalanes necesitan a Sanchez para que España deje de existir. El mismo señor Casado y el coro populista que entonó la defensa del régimen y acciones del gobierno y monarca de Marruecos frente al legitimo Gobierno de España, ese mismo señor Casado ahora pretende hablar en nombre de España y defender la “continuidad histórica de España”. Y dice: “España es generosa, pero no ingénua. España es magnánima, pero no es cobarde. Es el tiempo de la defensa de España, y dice que estaremos a la altura de lo que construyeron nuestros padres”.

¿A qué “padres” se refiere ? Y a qué construcción, al Talgo, a Iberia aérea, a la Constitución de1978 cuando Casado tenía, perdón, todavía no había nacido, ya que nace en Palencia el 1 de febrero de 1981. Su familia tiene una conocida clínica oftalmológica en su ciudad natal, pero a pesar de ello Pablo Casado tiene una visión política defectuosa. Defiende al moro frente al hispano y declama contra el perdón, llamandose cristiano.

Y sin ser elegido se atreve a hablar en nombre de toda España.

Franco que nombró a Fraga Iribarne Ministro suyo y Fraga que fundó el Partido Popular no parecen ser los “padres” a los que se refiere este Casado. Pero Franco tampoco fue elegido, es cierto, pero ganó una cruenta guerra civil y aplastó a fuerza de terror armado las voces opuestas. Esperemos que no sea ese el camino del Casado derrotado “electoralmente”. 

El conflicto del Paraninfo de la Universidad entre Millán-Astray, general rebelde frente  la Constitución republicana, y el Rector de la Universidad, Unamuno, le costó a Unamuno el arresto domiciliario y la destitución como Rector. Y para Unamuno no hubo indulto, pero su gloria ha superado a las condenas del franquismo, aunque aquella pena de una España ensangrentada le condujo a la muerte sin duda.

Durante la guerra civil, la represión franquista pretendía «castigar» a los presuntos culpables (defensores de la legalidad)  e instaurar un clima de terror que paralizara a los opositores al régimen. En palabras de Franco había que enderezar la “nación torcida”.  El resultado fue, durante muchos años, «una sociedad reprimida, recluida en un tiempo de silencio. Un ejemplo de la dureza de la represión fue el artículo 2 de la Ley de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1941: “El que ejecutare actos directamente encaminados a sustituir por otro el Gobierno de la Nación, a cambiar ilegalmente la organización del Estado o a despojar en todo o en parte al Jefe del Estado de sus prerrogativas y facultades, será castigado con la pena de quince a treinta años de reclusión, si fuere promovedor o tuviere algún mando aunque fuere subalterno o estuviere constituido en autoridad, y con la de ocho a doce años de prisión en los demás casos. Cuando para la consecución de estos fines se empleare la lucha armada, la pena será de muerte para los promotores y jefes, así como para quienes cometieren actos de grave violencia, y la de reclusión de doce años y un día a treinta años para los meros participantes.”

Cualquiera podría sospechar que los Casados y sus seguidores, que no son todos los que están, en sus intentos en endurecer las leyes represivas, mientras que hablan de “libertad” quieren  ir más allá de la “ley Mordaza”.

El mismísimo Generalísimo Franco dejó muy claro desde el principio que no habría tregua ―«El espíritu judaico… que sabe tanto de pactos con la revolución antiespañola, no se extirpa en un día, y aletea en el fondo de muchas conciencias», dijo el 19 de mayo de 1939, el día del Desfile de la Victoria― y que tampoco habría amnistía ni reconciliación. Así lo expresó en su mensaje de Fin de Año de 1939: Es preciso liquidar los odios y pasiones de nuestra pasada guerra, pero no al estilo liberal, con sus monstruosas y suicidas amnistías, que encierran más de estafa que de perdón, sino por la redención de la pena por el trabajo, con el arrepentimiento y con la penitencia; quien otra cosa piense, o peca de inconsciencia o de traición. Son tantos los daños ocasionados a la Patria, tan graves los estragos causados en la familias y en la moral, tantas las víctimas que demandan justicia, que ningún español honrado, ningún ser consciente puede apartarse de estos penosos deberes.

¡Qué raras coincidencias en el lenguaje condenatorio de entonces con el actual!

Esperemos que los indultos que no aliviaron la condena y aislamiento franquista de Unamuno, sirvan en estas fechas para distender la situación estatal. Y resulta más que curioso que en un debate congresual del 2019, fuera el catalanista Gabriel Rufián, portavoz de ERC quien citara las palabras de Miguel de Unamuno frente al violento Millán-Astray y sus comparsas falangistas: “Venceréis, pero no convenceréis. Porque convencer significa persuadir y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho. Lo dijo Miguel de Unamuno de la Universidad de Salamanca frente al fascista Millán-Astray. Si un señor tan conservador como él, conservador pero justo, escuchara a alguno de ustedes, lo repetiría mirándoles  los ojos. Modérense, señores de PP, Cs y Vox, que no estamos en el 36”.

Pero una Derecha que ignora cuando no repudia a un Ortega y Gasset y a tantos otros valores intelectuales de nuestro pasado no franquista, parece hacer oídos sordos a la templanza y sigue el camino de la exacerbación de los ánimos, planteando un inexistente conflicto entre el rey y la decisión del Gobierno de indultar a los condenados del procés.  Habrá que repetir que “vencer  no es convencer”, pero también que aunque las mentiras mil veces repetidas por los medios comprados y desinformativos oscurezcan la mente de muchos, la oscuridad será vencida por la luz y la verdad,. Tarde o temprano.

El Acto Homenaje a Miguel de Unamuno ha colocado dibujo y documentos en  la Caja de las Letras, pero nuestro escritor, vasco y español, no necesitó del indulto de quienes lo condenaron para estar en nuestros corazones y en las páginas de gloria de la Literatura Universal.

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