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Todos somos nacionalistas

Cristóbal D. Peñate

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Lo peor de pertenecer a un partido de obediencia nacional es que tus jefes suelen dejarte en ridículo y con el culo al aire delante de tus paisanos. Y entonces solo tienes dos opciones: o mimetizarte con el paisaje y seguir la corriente a los gerifaltes o abandonar el partido maldiciendo el día en el que lo conociste.

En realidad todos somos nacionalistas, aunque no lo sepamos. El otro día Asier Antona quiso ponerse farruco con Coalición Canaria y Fernando Clavijo optó por obviar al medianero para hablar directamente con el jefe. Como Clavijo tenía una agenda ocupada en las Islas, encargó a su medianera en Madrid entrevistarse con Rajoy para lograr que su medianero del PP en Canarias dejara de dar el coñazo. Ser presidente del PP en el Archipiélago es como ser delegado del Gobierno: no mandas nada, eres un mandado.

Al final el PP, para no dejar del todo tirado a su medianero en las Islas, lo invitó a La Moncloa y allí M. Rajoy, ese señor con barba canosa y pelo teñido que sale en los papeles de Gürtel como uno de los bien pagados con sobres, le dijo a Antona que se dejara ir, que no diera demasiado la tabarra a Clavijo porque necesitan el voto de CC y además el hombre está ahora más preocupado por el caso Grúas de La Laguna, que la justicia lo ha reabierto y data de la época en la que él era alcalde de la ciudad universitaria de Tenerife.

Todos llevamos un nacionalista dentro. Fíjense lo que ha ocurrido con el Cupo vasco, una victoria fácil del PNV al PP a cambio de nada. M. Rajoy y Cristóbal Montoro pretenden que los nacionalistas vascos les devuelvan el favor aprobándoles los presupuestos generales, pero Urkullu está cabreado por la forma de andar que tiene la perrita y por cómo se ha comportado el Gobierno central en el conflicto soberanista de Cataluña.

M. Rajoy y Montoro también esperan por el voto nacionalista canario de CC y NC. Pero el voto de Oramas y Quevedo no valen nada si los diputados del PNV no se suman a la cosa. Al final con el Cupo vasco han salido cabreados los barones populares y socialistas del resto de España, pero en cambio el PP y el PSOE de Euskadi han aplaudido la medida con las orejas. En eso populares y socialistas vascos están cortados por el mismo patrón que los nacionalistas del PNV.

Todos están privados con el Cupo (Albert Rivera lo llama el cuponazo porque cree que con él le ha tocado la lotería al lehendakari), por lo que se esboza una línea muy fina entre nacionalistas y los que dicen que no lo son. A lo mejor el problema soberanista en Cataluña es solo una pose y se puede arreglar con dinero. Al final no hay tantas diferencias entre unos y otros. La pasta ablanda a las fieras, las cabras tiran para el monte y yo, si te vi, no me acuerdo.

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