Espacio de opinión de Canarias Ahora
No niegues lo evidente
Todavía hay quien se plantea si hay una brecha salarial entre hombres y mujeres. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Yo nunca la vi en las empresas en las que trabajé, ni en las públicas ni en las privadas, pero eso no significa que no exista. La hay. Está constatada en 1.000 estadísticas y datos oficiales. Que yo no haya visto a nadie muriéndose de hambre no significa que cada día no muera mucha gente por ese motivo. Una cosa es mi entorno y otra bien distinta la realidad.
A mi alrededor, sin embargo, he notado altas dosis de machismo y patriarcado abusivo. Ese machismo no solo proviene del mundo masculino; también del femenino. He escuchado a mujeres que niegan el machismo en la sociedad como hay negacionistas que niegan el holocausto. Podrán negarlo, pero eso no quiere decir que no exista o haya existido.
Todavía hay gente que le espanta la palabra feminista porque la asocian a algo subversivo, radical y extremista. Son unos ignorantes porque desconocen que feminismo es simplemente un movimiento que lucha por la igualdad de hombres y mujeres, no por la supremacía de ellas frente a ellos. Por eso feminista somos todos, exceptos algunos cavernícolas 3.0 que viven en el siglo XXI pero piensan como el XIX. Incluso hay mujeres insolidarias con ellas mismas. La cuadratura del círculo.
La evidente desigualdad social en contra de la mujer se ha politizado porque la derecha niega la mayor mientras que la izquierda apoya sin ambages los movimientos feministas. Es inaudito que el PP no apoye explícitamente a las mujeres en su paro o huelga del 8 de marzo. También lo es la equidistancia de Ciudadanos.
Ambos partidos sospechan que se trata de un paro maniobrado por la izquierda, especialmente por Podemos, y el PSOE en menor medida. Dirigentes del PP o Ciudadanos han llegado a tildar la huelga de elitista, anticapitalista y de estar manipulada por la izquierda radical antisistema. No sé en qué mundo vive esta gente.
He escuchado a unos pocos prebostes de la Iglesia, como el cardenal Osoro o el obispo de Tarazona, apoyar la reivindicación femenina del 8-M. Se les agradece su respaldo, aunque quizá deberían empezar por democratizar su propia institución, una de las más machistas del mundo, donde los hombres son los protagonistas principales y las mujeres solo comparsas secundarias de acompañamiento.
Cuando una mujer pueda oficiar misa o esté representada proporcionalmente en los sínodos vaticanos, podemos empezar a hablar. Mientras, mejor es callar. Hay que predicar con el ejemplo y no de boquilla.
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