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El pacto de progreso y el extraño pasajero

David Veloso Larraz

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Después de un viaje que ha durado 26 años, un acuerdo cuatripartito ha conseguido dar el primer paso para desalojar del poder a Coalición Canaria. Un viaje que se ha alargado más de la cuenta y que ha ido empobreciendo a la mayoría social del archipiélago. Conviene recordar que esta travesía, comenzó con ese inconfesable deseo de ICAN por ganar poder a pesar de tener que fundirse con el insularismo más rancio, con el objeto de intentar formar una fuerza más amplia y transversal. Esa decisión política marcó un antes y un después en la izquierda de Canarias. Y es que, aunque la política crea extraños compañeros de viaje, una cosa es cabalgar las contradicciones y otra muy diferente asumirlas.

Desde que se conoció el resultado electoral han aparecido en el tablero político todo tipo de aritméticas. Algunas de estas jugadas, causaron estupor en la ciudadanía progresista, que veía como su voto podía acabar en más de lo mismo o en pactos con las derechas, especialmente después del desaguisado socialista en los ayuntamientos de Gran Canaria que puso en serias dificultades la formación de un pacto de progreso.

Sin embargo, las confluencias del cambio han sido coherentes con sus principios. Esto ha quedado latente tanto en los pactos de progreso firmados en las ciudades de La Laguna o Las Palmas de G.C., así como la decisión de no entrar en el gobierno local de Santa Cruz de Tenerife. Entrar en el gobierno no es un fin para las fuerzas emancipatorias, es un medio para llevar a cabo las políticas públicas. No obstante, es cierto que cabía la posibilidad de que el denominado pacto de progreso se firmara en solitario por cada una de las fuerzas –como hicieron las tres izquierdas en Portugal– o en su defecto se conformara un acuerdo diferenciado de Sí Podemos Canarias por su compromiso con la sociedad. Al no hacerse público este acuerdo desde el inicio, se desconoce la fórmula de gobierno y/o las programáticas. Lo que está descartado es la cesión de los votos exclusivamente para la investidura y cumplir con el objetivo principal de desalojar a Coalición Canaria, controlando de esta manera al gobierno desde el espacio de la oposición.

La mejor opción desde el primer minuto era formar un tripartito entre las fuerzas progresistas. Este pacto era complicado y solo cogió vuelo el viernes con la que parecía la caída definitiva del pacto de derechas. La llave ASG perdía la capacidad de abrir las dos puertas y por ende exigir un potosí, ya que un posible acercamiento entre el PSOE y Ciudadanos podía significar su desplazamiento. Pero, con Coalición Canaria tocada por la pérdida de sus feudos municipales y amenazada de jaque mate, la oferta irrechazable seguía latente: la cesión de la presidencia y sacar a Clavijo del ejecutivo. Y eso fue lo que pasó, pero exigiendo a los populares el relego de su líder por su número dos. La dirección del PP viajó a las Islas para coronar su triunfo, pero la trifulca interna abierta por los partidarios de Asier Antona terminó de tumbar definitivamente el pacto de derechas.

De tal manera, la llave ASG (fruto de una ley electoral que queda claro que necesita más proporcionalidad) ahora es una llave maestra. La estabilidad estará en manos de Casimiro Curbelo, que ha amarrado acuerdos en todos los niveles, desde el Estado con Ábalos hasta la disposición de Torres de revertir el pacto municipal de Valle Gran Rey entre el PSOE-NC-SSP.

La inclusión de ASG en la formación de un gobierno de progreso conlleva hacerse preguntas. Casimiro Curbelo ha sido el brazo de Coalición Canaria en el Parlamento de Canarias. Su papel como socio, amigo y siervo de Clavijo le ha situado como parte activa de las leyes más lesivas para la gente y el medio ambiente de las Islas.

Asimismo, el PSOE tenía clavada una espina orgánica con Casimiro Curbelo. No en vano, en el viaje del barón gomero a Madrid, además de hablar de pactos y políticas, también se habló de ambas organizaciones. Dejar fuera del gobierno a ASG no tenía ningún aliciente, al contrario, representaba incluso una oportunidad de limar asperezas. Hasta Jerónimo Saavedra, que ha sido un actor clave con su intervención en este pacto, ha afirmado que la expulsión de Casimiro Curbelo del PSOE fue un error, insistiendo en que la ASG son igual de socialistas.

Hace tan solo unos meses, el PSOE, Nueva Canarias y Podemos votaron en contra de la Ley de Islas Verdes por la amenaza que supone para el ecosistema de Canarias. La firmeza que mostraron las fuerzas progresistas en esta última modificación legislativa ha de mantenerse. Durante las negociaciones, la ASG ha dicho que esta ley no se toca, lo que implica asumir un riesgo en el desarrollo sostenible de las Islas.

La ciudadanía que vota a las fuerzas progresistas necesita certezas y saber de antemano que su voto sirve para el cambio social. Mañana sábado conoceremos si el pacto de progreso será o no rehén del extraño pasajero.

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