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2012: sin pan bajo el brazo
Los agoreros bienhechores de hace unos meses, se han convertido en asaltadores de las rentas de los trabajadores y de las reducciones a bajo mínimos en el Estado de bienestar, para que las cuentas les cuadren. Cumplir con los imperativos de la estabilidad de las cuentas públicas, y queden las filibusteras mercaderías tranquilas en sus codicias insaciables, para poder refinanciar la onerosa deuda española. Reducir el déficit por requerimientos de la UE, hasta conseguir los demandados 36.000 millones de euros. Y nos anuncian que la segunda entrega de deudos a los españoles se efectuará en marzo, que ya dicen será aún más dura para el bienestar social de las clases trabajadoras, que serán las que paguen los estropicios ajenos.
Existe un refrán castellano que con certeza formula: “Por la boca muere el pez”. Los Populares, después de años de acoso y derribo al Gobierno socialista, como causante directo e incompetente, por la alarmante cifra de desempleados en el país, con el ánimo de crear desconcierto en la población y en una absoluta falacia. Todos ellos sabían que este era un problema allende nuestras fronteras, máxime los economistas y dirigentes del PP, pero había que crear alarmismo y un caldo de cultivo, para llegar por la vereda más corta a la Moncloa, sin apartar la cizaña del trigo y arrimar el ascua a su pesebre.
Al llegar a los despachos ministeriales los estrenados ministros y tomar las riendas de este caballo desbocado (más que caballo es un felino herido con toda su fiereza), han tenido que retractarse de los embustes y tragar la hiel de sus patrañas e infumables entelequias, ante la cruda realidad, no la ficticia que preconizaban, de los impositivos mercados que debían afrontar. Las estafadoras promesas de su hipotético programa electoral, han tenido que engullirlas y poner en práctica el ideal político neoliberal, con la implantación de los negados y renegados a subir los impuestos. Muy a pesar de lo antiimpuestos que son los liberales y conservadores. Y de la pertinaz negativa del propio presidente, durante la campaña y en el propio discurso de investidura.
Para echar tierra a los ojos de los votantes, en sus pre y electorales de las promesas incumplidas, le arriman el engaño al Gobierno saliente, con la fabulación inventada de desconocer el ocultado déficit del 8%, siendo enunciado el 6% actual para este presente año, que ya reconocían antes de las poseciones ministeriales. Argucia ésta que ya es moneda común en los políticos entrantes, cuando toman el cargo de sus anteriores en el compromiso y se llega a cualquiera de los cargos obtenidos por las urnas.
Esta ha sido la penosa razón con este Recortajoy, de los ajustes (o desajustes para la gran masa), más usureros de las historia reciente, desde 1975, por la que han tenido que subir de sopetón esta masacre de impuestos, sobre todo a las rentas del trabajo y al Estado de bienestar. Sin embargo, y para ellos es su máximo escudero el PP, han salido indemnes y de rositas, los intocables banqueros, las altas fortunas, patrimonios y las Sicav. Y de los amparados beneficios para las inmobiliarias e industria del ladrillo, con gran parte de culpa de este desastre financiero en España. Muy grave ha sido la reducción que se hace en medicina y enseñanza, que al jubilarse ambos profesionales, serán reemplazados: tan solo uno, de cada diez, de los puestos liberados; causando un grave deterioro en las cualificadas escuelas públicas y las medicinas logradas; o como el dramático recorte a la Ley de Dependencia (que nunca les gustó), por lo que no recibirán la necesaria prestación miles de indefensos dependientes.
Pero un altísimo beneficio tendrán, por promesa electoral, los jubilados, con una subida de las pensiones del 1%, pudiendo con esta gracia, comprar el pan durante dos días. Y nada tiene de equilibrio con el PIC actual, para equiparar las pérdidas salariales por las subidas de los productos en general. Al fin se destapó la Caja de Pandora del PP, en el programa sibilino que ocultaban en la trastienda. Para este viaje no se necesitan alforjas ni a los bomberos del PP, que apagan los fuegos con gasolina. Por cierto, que el ambiguo don Rajoy, no compareció ante la prensa, para informar de sus mágicos ungüentos, para salvar la economía del país del desastre socialista. Estaría deleitando el humo de uno de sus habanos, en los jardines de la anhelada Moncloa, que al fin, logró aposentarse.
Teo Mesa
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