Peor, imposible

Coalición Canaria asegura que el pacto con el PSOE es el mejor posible, aunque lo disimula muy bien. Ahora que el Partido Socialista parece un pollo sin cabeza (sin la cabeza de su secretario general) o una gallina sin nidal, los nacionalistas están dispuestos a retomar el diálogo para mantener el acuerdo suscrito en las islas. Pero eso sí, de la moción de censura al ya exalcalde socialista en Granadilla para colocar a uno de CC, origen de toda la controversia, ni hablamos. Los nacionalistas hacen arrumacos a los socialistas como el que acaricia a un muerto.

Fernando Clavijo prefiere hablar con el jefe de los socialistas antes que con los medianeros isleños, pero el problema de ahora es que el PSOE está descabezado y no cuenta con un líder al frente del partido. A falta de pan, buenas son tortas, habrá pensado el presidente del Gobierno canario, que si quiere hablar de tú a túcon algún socialista destacado tendrá que hacerlo con su homólogo de Asturias, que ha sido elegido para presidir la gestora en la que también hay una canaria, la tinerfeña Lola Padrón.

Como el PSOE está hecho unos zorros, CC se muestra en disposición de seguir vacilándoselo, incluso más de lo que ha venido haciendo hasta ahora. Los socialistas canarios se están lamiendo sus heridas y no están para exigir mucho más de lo que obliga la dignidad perdida.

El PSOE, a día de hoy, es un Ecce Homo, un cacho de carne con ojos, por culpa de los propios socialistas. Esta vez un partido político no puede culpar a sus adversarios del estado de miseria en que se encuentra. Los críticos que se han cargado a Pedro Sánchez lo hacen responsable del deterioro del partido, que va de derrota en derrota como de oca en oca.

Sin embargo no dicen que cuando Sánchez lo cogió hace dos años el partido ya iba a la deriva y cayendo en picado, por lo que toda la culpa no será suya. Es difícil enderezar un meteorito cuando va en caída libre. Los mismos barones que le prohíben pactar a su izquierda son los que gobiernan en sus respectivas comunidades autónomas gracias a Podemos.

Los críticos de Sánchez afirman que las dos derrotas consecutivas en unas elecciones generales (la cosa tiene trampa porque se celebraron con unos meses de diferencia) lo obligaban a dimitir, olvidando que Felipe González, al igual que Aznar o Rajoy, llegaron al poder a la tercera después de perder consecutivamenteen dos ocasiones. El único que ganó a la primera y a las dos a las que se presentó fue Zapatero, el paradójicamente considerado el peor presidente de la democracia… hasta que llegó Rajoy. Peor no se puede hacer. Quizá por eso le va tan bien.