Espacio de opinión de Canarias Ahora
Políticos nuevos, política vieja
No he votado nunca a Fernando Clavijo pero me gusta su estilo del buen rollito fuera de connotaciones políticas o ideológicas. Hablo de las formas, no del fondo. Me gusta que vaya sin corbata a los actos a los que los demás van con ella. Me gusta que sea frugal en las comidas, que haga deporte y que no tenga vicios malsanos como el cigarro y el alcohol.
Ni fuma ni bebe más que agua y zumos de melocotón. Tiene un humor socarrón, difícilmente se enfada y es de los que, sin poner la otra mejilla para que le den otro cachetón, le da la vuelta a la cosas para mirarles el lado bueno, si es que lo tienen.
Las caras nuevas en la política regional (la de él es más antigua en la municipal) siempre se agradecen. Como se agradecen los nuevos líderes de los partidos emergentes, esos jóvenes treinteañeros con carisma de cantante de rock o de músico melódico.
También se agradece que los partidos tradicionales, los de la vieja política, cambien las caras de sus líderes, como es el caso de Pedro Sánchez en el PSOE, no así Mariano Rajoy en el PP, que es tan antiguo en el partido como Bárcenas, Granados o Rato.
A Sánchez pueden perdonarle los suyos incluso que fiche a Irene Lozano, hasta ayer fustigadora del Partido Socialista desde la UPyD de Rosa Díez, aquella política que pasó del PSOE a liderar un partido nuevo y que las encuestas del CIS la colocaban siempre como la líder mejor valorada hasta hace pocos meses.
Una de dos: o las encuestas estaban mal hechas o los españoles son muy volubles y maleables. No puede ser que de un día a otro pase de ser la mejor a la peor política de España.
Los populares y los socialistas están cabreados por el éxito del debate televisivo entre Pablo Iglesias y Albert Rivera. Parecen envidiosos por la multimillonaria acogida que ha tenido. Los populares han menospreciado el debate y lo han tildado de espectáculo televisivo sin haberlo visto. Los socialistas han afeado a los líderes de Podemos y Ciudadanos que hayan pagado en negro alguna vez al fontanero o a la estanquera de Vallecas. Lástima que no preguntaran antes a Pedro Sánchez si alguna vez cobró en negro, como reconoció que sí lo hizo en una entrevista.
En política se agradece siempre la sinceridad, aunque duela. Mucho peor es el fanatismo sectario que solo ve pajas enfrente y no sus propias vigas.
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