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Sanidad canaria, hay soluciones (1)

Román Rodríguez

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La reciente publicación del Barómetro sanitario de 2016 ha vuelto a poner el foco en la difícil situación que atraviesa la sanidad canaria. Este instrumento, elaborado por el Ministerio de Sanidad con la colaboración del CIS, es uno de los más rigurosos a la hora de conocer qué piensan los ciudadanos y ciudadanas del sistema. Sus datos son demoledores. Sólo la ciudad autónoma de Melilla presenta valoraciones más negativas.

Los canarios son los que peor valoran la sanidad pública, con una nota de 5,99, por debajo de la media estatal (6,55). Son, además, los que más exigen cambios profundos en el sistema (un 45,5% así lo manifiesta, en el Estado un 28%); un 12,2% va mucho más allá y entiende que el sistema sanitario está tan mal que habría que rehacerlo completamente, frente al 5% estatal. Sólo un 7,8% de la población de las islas considera que la sanidad funciona bien. La cifra se duplica ampliamente en el conjunto del Estado (19,7%). Somos la única comunidad en la que la gente está más preocupada por la sanidad que por el empleo.

Con anterioridad otro informe, realizado por la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, correspondiente también a 2016, colocaba a la sanidad de Canarias en el penúltimo lugar en el conjunto del Estado, sólo por delante de la Comunidad Valenciana.

A ello se suman las críticas de usuarios y de profesionales en las Islas. Entre ellas, las manifestaciones en Lanzarote y Fuerteventura, demandando una sanidad digna. Las denuncias recientes de la Sociedad Canaria de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias sobre la situación de la UMI del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, por el desbordamiento “que está viviendo este centro hospitalario en los últimos meses”. También la dimisión, hace dos meses, del equipo de dirección del Hospital Universitario de Canarias.

El Gobierno canario es el responsable de la planificación, organización, gestión y financiación de la sanidad y está obligado a actuar sin dilaciones frente a esta situación de deterioro, de descapitalización, de malestar de sus profesionales y de creciente desconfianza ciudadana en el sistema sanitario público.

Los problemas son conocidos. Más de 100.000 personas en listas de espera. Saturación en los servicios de urgencias. Deterioro de las relaciones laborales. Crisis en los equipos de gestión. Enormes dificultades de financiación; con un importante desfase entre lo presupuestado y lo que realmente se gasta, entre lo presupuestado y lo que realmente se necesita. Y no se ha avanzado, ni mucho menos, en su solución.

Medidas inmediatas

Frente a esta situación que perjudica a los usuarios y desmoraliza a los profesionales, Nueva Canarias (NC) ha presentado en el Parlamento un conjunto de medidas de aplicación inmediata para comenzar a revertir la actual situación. Abordan cuatro grandes bloques: mejorar la asistencia sanitaria, propuestas en materia de personal del SCS, potenciar la planificación, organización y gestión y, por último, la suficiencia financiera.

En el primero de los ámbitos, la asistencia sanitaria, apuntamos soluciones respecto a las listas de espera, el colapso en las urgencias y el transporte sanitario así como la necesidad de potenciar la atención primaria para conseguir una mejora global del sistema.

Consideramos que para reducir las actuales e intolerables listas de espera (en las que se encuentran hoy más de 100.000 personas) es preciso implementar un programa permanente –no quedando limitado, por tanto, a un puntual plan de choque- que posibilite incrementar la actividad asistencial.

Entre sus objetivos estarían reducir un tercio las actuales listas, situar la demora media para la actividad quirúrgica en parámetros estatales (hoy es de 187,2 días en el Archipiélago frente a los 89 de media española), y establecer un programa especial de actuación para pacientes complejos –afectados por escoliosis, por obesidad mórbida…-, que tienen problemas graves de salud y larga permanencia en las listas de espera y que requieren de operaciones de larga duración y alto costo.

Urgencias

Otro de los elementos críticos es la saturación que sufren las urgencias hospitalarias. Hay un plan en tramitación que tendrá efectos a medio plazo. Pero se precisa actuar ya para impactar positivamente. Para ello es esencial mejorar la atención prehospitalaria. Fundamentalmente, dotando a los centros de salud de más profesionales, médicos y enfermeros, con más y mejor tecnología (radiología, pruebas analíticas, etc.), lo que contribuiría a reducir las masificaciones en las urgencias hospitalarias.

Otro tanto sucede con el transporte sanitario. En nuestra opinión hay que redimensionar la respuesta a traslados en ambulancia, en sus distintas modalidades, y en helicóptero para evitar esperas innecesarias y mejorando sustancialmente el trato humano que reciben los enfermos y sus familiares. Para ello, el nuevo concurso de transporte sanitario, pendiente de convocar, debe incluir un aumento significativo de los recursos y una mejora de su organización.

Asimismo, planteamos potenciar la atención primaria, clave en la estructura del sistema sanitario. Mejorar sus actuales ratios de profesionales, médicos y de enfermería así como la dotación de medios diagnósticos suficientes. Potenciar su papel, no sólo asistencial sino educativo y preventivo, también. Estamos convencidos de que esto supondrá atender, de forma más adecuada, las necesidades sanitarias de la población, contribuirá a no sobrecargar el sistema hospitalario y, por tanto, coadyuvará a un mejor funcionamiento del sistema.

Dejo para un segundo artículo nuestras propuestas en materia de personal y en relación a la necesidad de mejorar la planificación, organización y gestión del sistema, así como las medidas tendentes a garantizar la imprescindible suficiencia presupuestaria de la sanidad canaria. Hay soluciones.

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