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Sectarios y comecocos

Cristóbal D. Peñate / Cristóbal D. Peñate

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Ser sectario o comecocos debería ser una razón de peso para dimitir, casi tanta como ser corrupto o ladrón. Sin embargo, ser sectario o comecocos son características tan intrínsecas en el común de los políticos que si los que acusan se hicieran autocrítica no serían capaces de tirar la primera piedra.

Estamos en un país poco dado a la autocrítica y ese es el motivo principal de que casi ningún político dimita, y cuando lo hace, como acaba de hacer Julio Pérez en Tenerife o Esperanza Aguirre en Madrid, sea por razones estrictamente personales o políticas: porque prefieren volver a su bufete de abogados o porque un cáncer les ha hecho replantear su vida y querer estar más tiempo con la familia.

A veces estas razones personales están trufadas y sazonadas de otras de índole político. Cuando por ejemplo el político deja su actividad porque se siente perdedor en la guerra interna de partido o porque sus compañeros lo marginan o lo maltratan directamente.

Posiblemente a Manuela de Armas le parezca más razón de peso para dimitir lo que han dicho estos días dos correligionarias de Felipe Afonso, comparando las protestas de ayer frente al Congreso de los Diputados con el infame golpe de Estado de Tejero. La número dos del PP y la delegada del Gobierno en Madrid se han pasado dos pueblos asimilando las legítimas y entendibles protestas de ciudadanos contra el desnaturalizado sistema democrático actual con las asonadas golpistas de unos militares antidemócratas hace 21 años.

Quizá a Cospedal y a Cifuentes habría que haberles pedido la dimisión, no solo por sectarias y comecocos, sino por mentirosas y asustaniños. Quizá si el PP hubiese condenado la dictadura franquista en el parlamento, como hicieron todos los demás partidos, otro gallo le habría cantado a algunos de sus portavoces.

Afonso está molesto porque De Armas criticó la reforma educativa del Gobierno de Rajoy en la inauguración del curso escolar. El popular se permite llamar “seño” de forma peyorativa a la socialista porque esta dijo lo que pensaba ante un grupo de niños con tortillas en el táper.

El ministro Wert ha suprimido Educación para la Ciudadanía. Espero que no acabe también con la libertad de expresión y la fiambrera.

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