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Todas, todos y todes, sin exclusión

Bandera LGTBI en una manifestación.

María del Río

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En pleno mes del orgullo LGTBI, apenas comenzando a vivir en esta nueva realidad que nos deja la pandemia de la COVID-19, llega el 28 de junio.

En este momento en el que las multitudinarias celebraciones callejeras aún no son posibles, la comunidad se ha volcado reaccionando con grandes dosis de imaginación y creatividad, llenando de símbolos y colores “arcoiris” pueblos, ciudades e instituciones, mostrando, con más fuerza y determinación que nunca, a través de balcones, calles y redes, que no hay virus de ningún tipo -ni biológico ni social- capaz de frenar lo que ya es un proceso imparable, el reconocimiento y la igualdad de derechos de todas las personas LGTBI.

Emociona ver como vecinas y vecinos de pueblos tan pequeños como Villanueva de Algaidas, en Málaga, reaccionan ante una denuncia que exige la retirada de la bandera arcoiris de la fachada del Ayuntamiento, inundando con cientos de banderas las ventanas y balcones de las casas del pueblo.

O como un grupo de 14 mujeres, en Aguilar de la Frontera, en Córdoba, ha tejido durante el confinamiento una bandera de ganchillo multicolor de más de 500 metros, a modo de un gran toldo, que hoy cubre una de las calles principales del pueblo, celebrando el orgullo LGTBI. O incluso, el gesto de la Guardia Civil, que en su cuenta de Twitter se ha sumado a la celebración del ‘Orgullo’ mostrando en su perfil la bandera arcoíris.

En Canarias también estamos viviendo una hermosa y pacífica explosión de manifestaciones arcoíris en todos los ámbitos, desde los más populares, en entornos rurales y urbanos, medios de comunicación hasta los más institucionales, organizados por ayuntamientos, cabildos y Gobierno de Canarias.

También en el Parlamento esta semana nos hemos hecho eco de la importancia de visibilizar y celebrar el orgullo, en esta ocasión con la mejor declaración institucional posible, aprobando en el pleno del 23 de junio, por consenso y con la unanimidad de todos los grupos políticos, la toma en consideración de nuestra futura Ley de Igualdad Social y No Discriminación por Razón de Identidad de Género, Expresión de Género y Características Sexuales.

Una Ley necesaria y vanguardista en el reconocimiento de derechos, con un marco normativo actualizado e interseccional, amplio e inclusivo, que no solo reconoce, sino que regula con amplitud el derecho a la libre determinación de la identidad y la expresión de género de toda persona, a través de un conjunto de medidas dirigidas a garantizar su pleno ejercicio en todos los ámbitos de la sociedad, sanitario, educativo, laboral, social, familiar, cultural, de ocio y deportivo, durante todas las etapas de la vida.

Un texto que recoge las modificaciones y pautas introducidas por el Estatuto de Canarias y las nuevas leyes de Servicios Sociales de Canarias, del Deporte de Canarias, de Patrimonio Cultural de Canarias, de Bibliotecas de Canarias, de Memoria Histórica de Canarias y de Reconocimiento y Reparación moral de las Víctimas canarias de la guerra civil y la dictadura franquista.

Estamos ante una ley de gran importancia para toda la sociedad canaria, para la comunidad LGTBI, y dentro de ella, para los colectivos más discriminados y excluidos, las personas trans e intersexuales, las más castigadas y con mayores índices de sufrimiento.

Una ley que supera viejos prejuicios y defiende la despatologización, el derecho a la autodeterminación y la libre voluntad.

Una ley que hace justicia porque reconoce derechos humanos a personas a las que históricamente se les han negado, y la historia de la humanidad, tarde o temprano, se pone al lado de las causas justas, como pasó con la esclavitud, una institución sin duda injusta, que tras mucho sufrimiento y lucha de siglos, terminó por ser abolida.

En Canarias estamos dando un gran paso en ese sentido, porque cuando la razón está de nuestro lado, cuando la razón nos asiste -y este es el caso- a pesar de las resistencias de algunos sectores retrógrados afortunadamente no presentes en nuestro Parlamento, las leyes evolucionan, ensanchan sus márgenes y se amplían derechos.

Y lo que tenemos muy claro, y por eso lo defendemos con serenidad y enorme alegría, sin lugar a ninguna duda, es que la ampliación de derechos universales hacia colectivos históricamente oprimidos, marginados, o excluidos, lejos de restar ningún derecho a nadie, es un acto de justicia que fortalece a las democracias, y nos engrandece a toda la humanidad.

Desde Sí Podemos Canarias, como parlamentaria, y desde la Secretaría de Feminismos y Derechos LGTBI de Podemos Canarias, quiero agradecer el esfuerzo de todos los colectivos LGTBI que han trabajado y consensuado este proyecto de ley cuya tramitación hemos aprobado en el Parlamento.

Muy orgullosa de los colectivos, de la sociedad canaria que los apoya, y de todos los grupos parlamentarios que en esta ocasión sí han estado a la altura y nos han representado a todas, todos y todes, sin exclusión.

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