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La trampa de la pregunta
El Gobierno de Canarias ha hecho público la fecha y la pregunta de la consulta sobre las prospecciones de petróleo en las proximidades de Lanzarote y Fuerteventura. Se pone así fin al primer capítulo de un largo y agrio debate con el gobierno central y, en concreto, entre el presidente del gobierno canario, Paulino Rivero, y el ministro de industria, José Manuel Soria. La noticia no está la fecha de la consulta, es en la pregunta la que llama la atención: “Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo”. El primer problema que se plantea en tan largo enunciado es que un no mayoritario parece implicar que el actual modelo ambiental y turístico no se cambiaría. Pero ¿Cuál es su modelo ambiental y turístico? Vamos a los hechos, el Plan Energético de Canarias (PECAN) apuesta por el gas y el petróleo, no por las energías renovables. Valga como ejemplo todo lo que dice en tan extenso documento con respecto a la geotermia: “La geotermia puede contribuir de forma importante al llamado ”mix de renovables“ aportando además estabilidad a la red al ser una energía gestionable. Canarias presenta un importante potencial geotérmico que está siendo investigado a la luz de las nuevas técnicas de prospección geoquímica y geofísica aplicadas en zonas volcánicas activas que permitan la definición de sistemas hidrotermales ocultos en el subsuelo de las islas. Por ello, el Gobierno favorecerá la realización de los estudios necesarios para determinar el potencial de generación de ha promovido esta tecnología”. Buenas palabras, pero la realidad es otra muy distinta: el gobiernos de Canarias no ha invertido ni ningún estudio del potencial geotérmico del archipiélago, de hecho no han aceptado un proyecto que permitiría, en caso de ser viable, abastecer todo el consumo de Lanzarote y Fuerteventura. La energía eólica al igual que el potencial hidroeléctrico están infrautilizadas y, por todo ello, resulta evidente que su oposición a las prospecciones nada tiene que ver con un modelo energético basado en la energías renovables.
Su modelo de transporte es un disparate medioambiental y económico que alcanzan su máxima expresión con los proyectos de transporte ferroviario, con los anillos insulares y con puertos innecesarios. Pero, presumir de modelo turístico es demasiada caradura cuando han permitido construir hoteles que han sido declarado ilegales por los tribunales, urbanizaciones que han destrozado de manera irreversible numerosos espacios de gran interés naturalístico. Son partidos que financian y promocionan actividades que ocasionan graves impactos ambientales, como los macroconciertos en playas, y se niegan a dar explicaciones públicas o a facilitar información y olvidándose de la tan cacareada transparencia.
Estos mismos partidos que se opusieron, a pesar de venir avalado por más de 50.000 firmas, a que el parlamento de Canarias debatiera el polémico puerto de Granadilla, y que tampoco aceptaron consultar a los tinerfeños, son los que ahora se visten de ecologistas con las prospecciones, olvidándose todo lo demás. En ATAN estamos en contra de seguir manteniendo nuestra dependencia de los hidrocarburos, proponemos un cambio radical en el PECAN que implique sustituirlos por el aprovechamiento de las energías limpias y un modelo turístico respetuoso con nuestro patrimonio natural, que es nuestro principal recurso y el que asegura el futuro de esta actividad esencial para la economía de las islas.
La pregunta es una clara muestra de demagogia, pues estar en contra de las prospecciones, y ATAN lo está, no puede implicar avalar un modelo ambiental y turístico que nos ha llevado a la situación actual, a una realidad en la que solo las élites políticas, y el sector empresarial amigo, se han visto beneficiadas, mientras que el común de los ciudadanos somos los que estamos pagando y sufriendo la crisis. Es evidente que los motivos que han impulsado a los partidos gobernantes en Canarias, CC y PSOE, a oponerse a los proyectos de Repsol y de “su” ministro Soria, nada tienen que ver con la conservación de nuestros recursos, es solo una maniobra y claramente representativa de la peor cara de la política, para captar votos para las próximas elecciones y seguir disfrutando de las prebendas del poder, tarjetas bancarias incluidas.
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