Espacio de opinión de Canarias Ahora
La vanguardia artística de Rufina Santana
La artista grancanaria, afincada en San Bartolomé, en Lanzarote, donde realiza gran parte de sus obras (y también, con estudio de trabajo en Madrid, desde varios años), expone desde hace algunos días, en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo y en la Sala multiuso de la Escuela Luján Pérez. Su obra de reciente creación, es una recreación de los mapas o geodesias del archipiélago canario, que intitula Cartografías del agua. Ambas muestras pictóricas tuvieron la ocasión de sumarse al homenaje del Día Internacional de la Mujer.
Dichos proyectos fueron realizados pictóricamente en su totalidad. En la propuesta de 'Cartografías del agua', se corresponde con una serie monográfica del tema que han elegido para la ocasión, dedicando todas las grafías a este aludido asunto, que en colaboración con el profesor canario, nacido en Gáldar, de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio M. González Rodríguez, quien imparte la materia de Arte y Estética, conllevaron en buena lid y estudios preliminares conjuntamente la conceptualidad temática: el preceptor, aportando las ideas y conocimientos; y la artista Rufina Santana, dando forma en imágenes y cromías a esas mismas significaciones, subjetivas ambas por el tamiz creador y las precepciones de las obras. Siendo materializadas con el procedimiento del acrílico y sobre el soporte de tablas, generalmente.
Las otras obras expuestas en la Escuela Luján Pérez, están inspiradas en la fuerte motivación que se produjo en su animismo la espiritualidad oriental japonesa, después de un viaje al país nipón. Ha querido plasmar estas emociones, por la dominante razonada de su plástica y muy en parte, por la sorpresiva técnica del monotipo, en sus alternativos encuentros con las formas y las manchas imprecisas. El objetivo sería el desarrollo de una serie de obras originales creadas al afecto, sobre papel y acrílicos, que se corresponden con las conceptualizadas interpretaciones de pinturas bajo la técnica de la estampación del monotipo, teniendo su origen esotérico en los cromos neutros del negro, gris y blanco, en su totalidad.
La artista apuntó, desde sus inicios aún infantiles, en la Escuela Luján Pérez, sus prometedoras maneras en este duro oficio y propio de talentosos del arte de la plástica. Y por este gran motivo innato en la artista, fuera motivada a continuar en el desarrollo de las artes de la plástica por el pintor Felo Monzón y el pintor y escultor alemán Rudolf Ackermann. Llegado el momento de su adolescencia y acabado el bachiller, se decide por la continuación en su formación artística oficial. Es por ello, que se inscribe en Bellas Artes, obteniendo el título de licenciada, en la Facultad de San Jordi de Barcelona. Y después de un tiempo, de profesora de arte plástico en las Enseñanzas Medias, la abandona para dedicarse exclusivamente a su devota pasión y vocacional oficio de la plástica. Acierto pleno, porque de aptitud y ganas iba sobrada.
Su filantrópico don y cariñosa facilidad para con todos, eran básicos para transmitir en la docencia, en su insaciable espíritu comunicador y su locuacidad congénita, la hace implantar una peculiar y sui géneris enseñanza, fundando la Escuela del Sol, en Lanzarote. En ella atiende a alumnos de todas las edades, clases y razas ?incluso 'on line'?, con dinámicas y renovadoras didácticas en la plástica, aplicadas a aquéllos y en específica enseñanza, quienes cuentan con alguna sensación para descubrir el color como manifiesto personal e interno, les convoca y anima a la práctica, valoración y justificación de sus plasmaciones subjetivadas, emocionales o visiones internas de cada cual en la expresión libre del arte.
Su incesante trayectoria, sin pausas ni descansos sabáticos, así lo manifiestan. La progresiva y constante labor en su peculiar plástica, tienen como resultado una trayectoria de continuados y diversos proyectos artísticos: Desde sus exquisitas Fotografías, en las que se reflejan una exuberante sensibilidad que en la artista habita interiormente, y que nada tienen de común con los habituales; 'Pinturas', 'Hespérides', 'Paisajes', 'Azules', etc. Toda esta experimentación y conjunción de trabajos diversos en arte, la enriquecen en recursos en el oficio.
El número de pinturas expuestas en el Centro de Arte cabildicio, tiene como dominante genérico un color: el azul, en todas sus variedades cromáticas, junto a otros elementos vegetales y animales como corpus sígnico del medio ambiente, al que tiene como plectro en estas imaginarias e ilustradas cartografías. Este azul es símbolo del agua, a la que la artista refiere en su propuesta intelecto-pictórica en los sugerentes vestigios cartográficos de aguas marinas, a los que dedica estas últimas creaciones plásticas.
Todas las obras están saturadas de los acuáticos azules, subyugados por el resol de la brillante luz lanzaroteña, que en sus pigmentarias aplicaciones tienen en saturación el ultramar y el turquesa, pero subjetivados bajo la fina sensibilidad y acuidad de factura de Rufina Santana, lo que hace que el color sea de su propia cocina empírica y de nuevas y precisas sensaciones, en el momento ejecutorio por sus variados estados de ánimos. Pero, siempre bajo el yugo de su estilo personal e inquisitorial, sin poder deshacerse del mismo, que la da su personalidad artística y, que en esos instantes ejecutorios, hacen que prevalezca en sus análisis de dibujo y cromías. Aplicados los colores sugeridos por sus gestuales trazos expresionistas, que los infunde con la energía pasional que en la artista bulle.
En todas las pinturas de este proyecto unificador, se dibujan unos elementos animales o vegetales, que inducen en la contemplación a la eficaz lectura de sus prédicas pictóricas. Arte y Naturaleza son la dualidad primigenia de este 'leit motiv' en las representaciones pictóricas de Rufina Santana, quien se ha instalado en las vanguardias artísticas con todo convencimiento y definitiva cordura, pero con total significado y protección del medio ambiente, como proyecto final, en el que está adscrita.
En la otra propuesta pictórica, ninguna concomitancia existe con el analizado proyecto artístico. Rufina Santana, cambia radicalmente en un giro copernicano. Esta serie pictórica está plasmada por otra de las técnicas habituales en su quehacer ?de las varias que practica?, con las que lleva a buen puerto su singladura y su devenir artístico, que ya se definen como concluyentes en las divagaciones y estilística asentadas en su discursivo lenguaje de la pintura. Se trata de la técnica gráfica del monotipo, que presenta en la coqueta y modesta sala de la Escuela Luján Pérez, donde expone sus recientes expresiones de estampaciones monotípicas. Consisten en una ristra de obras, que tienen a las manchas incontroladas por la emotividad del momento aplicativo y de trazos expresionistas en sus inicios de base, y del mismo azar como máculas imprecisas por los efectos del cristal presionado sobre el papel, como orígenes de un oficio que tiene a la decalcomanía como aglutinador final.
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