¡Hay que cerrar Kanarileaks!

Se repiten las sospechas: ¡qué casualidad que aparezcan poco tiempo antes de las elecciones! Mientras sean anónimos no nos podemos fiar. Hay que respetar el derecho a la intimidad. ¿No será un movimiento político? También aparecen admiradores que vienen a decir que en Canarias hace falta un portal dónde se llegue hasta el fondo en los cosas de corrupción.

Lo de la casualidad con el año de elecciones es algo difícil de superar. Es verdad que coincide con el año de las elecciones autonómicas y locales. Pero ¿deberían esperar al año que viene, para coincidir con las elecciones generales?¿O mejor el año siguiente, el de las elecciones europeas? No, mejor el otro, el de las elecciones vascas, o dentro de cuatro años, que habrá de nuevo autonómicas.

Anoche en el programa 59 segundos de TVE-Canarias a la mayoría de los tertulianos no les gustaba el anonimato que mantienen los fundadores de Karaileaks, y planteaban que la democracia no se hace en Internet, con anónimos ni con pintadas. Pero ocurre que Canarias no es una democracia normal. Aquí por casos de corrupción se sientan en el banquillo a periodistas que denuncian, se persigue y espía a jueces que investigan. Mientras que corruptos y confesos siguen en instituciones donde votan mociones mociones de censura o reciben ofertas de otros partidos para ir en sus listas a cambio de la promesa de lograr el indulto cuando lleguen al gobierno del Estado. Aquí un partido político sale del gobierno y mantiene en puestos claves a personas vinculadas a un concurso público que el nuevo consejero de Sanidad que los mantiene reconoce que huele bastante mal. ¿Estas cosas en otras comunidades, en otros países, en otros planetas?

Sería bueno que nos preguntemos por qué de diecisiete comunidades autónomas es precisamente en Canarias la primera donde aparece un portal que sigue la senda de Wikileaks. No creo que aquí haya más corrupción que en Madrid o Valencia, pero algunos comportamientos que vemos por aquí, algunas persecuciones a jueces o periodistas, denotan que la democracia está malita de salud y que hay que hacer algo.

Ese algo no se puede quedar en un portal para difundir documentos más o menos confidenciales. Pero aquí tenemos las mismas siglas políticas en el poder casi toda la democracia, estamos en una legislatura donde los órganos de control al gobierno no se han renovado y no corresponde con la representación de lo que votaron los ciudadanos hace casi cuatro años. Ante la falta de voluntad de CC y PP para combatir la corrupción, lo ideal sería que tuviésemos una oposición más combativa y coherente en su lucha contra la corrupción (no puede ser que la nueva dirección del PSOE se formara con tres cargos públicos bajo la sospecha judicial, o que en Lanzarote este partido haya estado tantos años de componendas con el PIL).

Lo lógico sería que los medios de comunicación llevaran una línea de permanente denuncia, que no publicaran los casos y pusieran a periodistas a investigar sólo cuando los políticos afectados les cierran el grifo de la publicidad institucional. Lo democrático sería que los jueces o fiscales que actúan de oficio no sean una excepción, y que para colmo no sean objeto de persecución por parte del partido más afectado por la podredumbre.

En la entrevista que hicimos a los fundadores de Kanarileaks se ve que quieren ir despacio, que son conscientes del país en el que vivimos y de las presiones que pueden sufrir. Vamos a ver en qué acaba todo esto. El tiempo dirá si estamos ante un grupo de ciudadanos críticos, independientes de siglas partidarias y con vocación de construir una canarias más democrática o si los de Kanarileaks son unos frikis que quieren aprovechar el éxito de Wikileaks para lograr unos minutos de gloria en esta sociedad del espectáculo. Es muy pronto para sospechar de esta gente cuando apenas se nos acaban de presentar y cuando llevamos tantos años sospechando de muchos de los que ocupan nuestras instituciones. Por eso no me sumaré al grito de muchos ¡anónimos! que ya están diciendo que hay que cerrar Kanarileaks.

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Juan García Luján