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El extraño enigma de los editoriales de 'El Día'

Eustaquio Villalba Moreno / Eustaquio Villalba Moreno

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Este señor se considera único interprete de la voluntad de los tinerfeños y eso le basta para designar a los genuinos representantes de la soberanía del pueblo canario. No le importa que a estos “patriotas” no les voten ni sus amigos. Son ellos, no los elegidos por los ciudadanos, los que deben negociar una independencia que la inmensa mayoría de los canarios jamás hemos querido ni pedido. Su mundo es en blanco y negro (con perdón), lleno de traidores, de vendidos, de personas aterrorizadas por las fuerza coloniales que no se atreven a manifestar lo que piensan. Lo deja bien claro en la editorial del pasado día tres de abril que comienza así: “Bajo el terror es difícil manifestarse o concentrarse. A pesar de la narcosis infundida por el miedo que siembra la Metrópoli entre los canarios (lleva haciéndolo seis siglos), más de un centenar de personas, convocadas por la Intersindical Canaria, el Frente Sindical Obrero Canario y el Movimiento Patriótico, se concentraron el martes ante la Presidencia del Gobierno en Santa Cruz para inaugurar la voz pública que reclama la libertad de las Islas.”

Para el “defensor de Nivaria”, es un dogma de fe, que los habitantes de Gran Canaria están condicionados genéticamente para expoliar a Tenerife y es esa la razón por la cual sus dirigentes, independientemente de su adscripción ideológica, utilizan y financian a los traidores a Tenerife, a científicos “políticos” que se oponen al puerto de Granadilla, a los falsos ecologistas, al parlamento y a cualquier otra organización social o institución democrática que ose disentir o criticar los continuos dislates de su periódico.

Las obsesiones del autor de las editoriales se plasman en párrafos tan incoherentes como éste: “Cómo es posible que un político que, completamente histérico, se levantó de su escaño en el Parlamento para gritar gran, gran, gran, sea el responsable de impulsar este cuerpo de seguridad? ¿Por qué se empeñan en la Policía Autonómica ahora, en vez de esperar a que seamos soberanos para contar con unas fuerzas de orden público netamente canarias? En estos momentos, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil, ambos cuerpos beneméritos y muy eficaces, cumplen su cometido a la perfección. Qué político tan inútil este canarión que aconsejó expropiaciones ilegales. ¿Se ha dado cuenta Paulino Rivero de lo nefastos que son los miembros canariones de su Gobierno para el Archipiélago, sobre todo para Tenerife, la isla principal a la que desprecian y perjudican ferozmente? Átelos más corto, don Paulino. Hoy omitimos sus nombres para no avergonzarlos.”

He encontrado una explicación, disparatada por supuesto, pero consecuente con la línea argumental del editorialista. En realidad, este señor, tiene un objetivo muy claro: ridiculizar el nacionalismo, dejar patente a la opinión pública que nacionalismo es poco compatible con los principios democráticos. Para eso solo ha necesitado llevar a sus últimas consecuencias lógicas los fundamentos básicos de esta ideología: la patria está por encima de la libre voluntad de los ciudadanos.

Sé que esta interpretación puede parecer, más que maquiavélica, surrealista, pero no me ocurre otra cosa para calificar la propuesta del dueño, editor y director de El Día para que sea Antonio Cubillo, el negociador del inmediato proceso de independencia que, según su análisis, es algo ineludible, cosa de pocos años. No le hace falta referéndum ni consultas, para el editorialista está justificado exigir la independencia, simplemente porque es una deuda con los antiguos guanches de Tenerife. Por eso, los actuales canarios no tenemos derecho a opinar y ni a decidir, ya lo hace José Rodríguez, el defensor de Nivaria, por nosotros. Según dicen las esperpénticas editoriales, nos guste o no nos guste (y, a la mayoría no nos gusta), Canarias tiene que ser independiente con la excepción de la “fea, seca y desangelada” isla de la “eterna panza de burro”. Eustaquio Villalba Moreno

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