El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Bravo se infla
Las encuestas publicadas este fin de semana en Canarias han dado para contentar a muchos. En Izquierda Unida están en un tris de tirar voladores: jamás un estudio demoscópico le había acercado tanto a tanta representación institucional. En el PSOE valoraban muy satisfechos la valoración que registra su líder regional, José Miguel Pérez, al que van a sacar en procesión en cuanto se deje para presumir. Los partidos minoritarios a ambos lados del espectro ideológico no pueden estar más contentos: aparecen, y en algunos casos, con unos ilusionantes resultados. Pero no son las proyecciones las más fiables en estos momentos porque falta mucho tiempo y el nivel de indecisos puede frustrar muchas expectativas de quienes ya se fueron a comprar el terno para la toma de posesión. La valoración de líderes es otra cosa, y ésa sí que puede ser un buen termómetro de lo que opina el personal. De ahí la satisfacción de los socialistas y el indisimulado alborozo de José Miguel Bravo de Laguna, presidente del Cabildo de Gran Canaria. Pese a la caída que todas las encuestas dan a su partido, el PP, en la isla, él se mantiene como líder más valorado en ese territorio, lo que le ha llenado de orgullo y satisfacción hasta el modo mismo de palomo buchúo. Él cree que es por su cruzada contra el infiel chicharrero y su “buena ejecución presupuestaria” (ejem), pero sin ánimos de ser aguafiestas ni enterados de la caja del agua debemos sospechar que se trata de la búsqueda de una alternativa por parte del electorado conservador, una vez constatada la estrepitosa pérdida de respaldo del gran timonel, José Manuel Soria. Precisamente es el ministro y presidente del PP el que más alas está dando ?seguramente sin pretenderlo- a su correligionario de la calle de Bravo Murillo. La desautorización pública que le ha endilgado tras su carta quejándose de los estropicios del Ministerio de Fomento (extensibles a otros departamentos del Gobierno de Rajoy) no conseguirá otra cosa que inflarlo aún más ante los canariones, cabreados como pocos por lo que está ocurriendo y la propaganda no logra tapar. Es imposible, por mucho que se empeñe Soria, convencer a nadie en Canarias de que Madrid nos trata estupendamente, como ha querido extender. Al contrario, la carta de Bravo ?también sin pretenderlo éste- ha amplificado lo que decía la que Paulino Rivero envió a Mariano Rajoy, por mucho que el PP se empeñe en sostener que es el canario el que no quiere aceptar las ofertas de diálogo del pontevedrés.
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