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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Cantinflas encuentra una colilla

Colilla de cigarro.

Carlos Sosa

Ya lo decía Cantinflas con su proverbial desparpajo: “Democracia, mire usted, según la lengua española traducida al castellano, quiere decir demo, como quien dice dimo, y dimo con qué nos quedamos. Y cracia, que viene a ser igual, porque no es lo mismo”. Y lo remachó de modo sublime Groucho Marx cuando dejó para la posteridad aquello de “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”.

Es decir, que la VI Conferencia de Presidentes celebrada este martes en el Salón de los Pasos Perdidos del Senado español sirvió para que todos pasemos a entender desde ahora que “el sistema de financiación es un elemento instrumental [que] tiene que financiar algo; en lo que nos tenemos que poner de acuerdo es en ese algo”. O para que nos entendamos mejor, hay que centrarse en las pensiones porque “todo parece indicar que la evolución demográfica va a hacer que la población sea cada vez mayor”. Lo cual viene a significar, si no lo han detectado todavía, que “el gasto va a ser mayor y tenemos que preocuparnos por el gasto público, independientemente de quién tenga las competencias”.

Lo dejamos aquí de momento porque ya son muchas las elevadas reflexiones de nueva hornada salidas de la boca del presidente de Canarias en declaraciones a la prensa tras la Conferencia de Presidentes. Ya unas cuantas horas más tarde, los servicios de comunicación de Presidencia del Gobierno se ocuparon muy eficazmente -como siempre- de ordenar tantas ideas y de traducirlas de modo digerible al castellano. Así, donde se dice eso de que lo que hay que definir es “ese algo”, Fernando Clavijo quiso decir que el nuevo modelo de financiación “ha de fundamentarse en los principios de solidaridad, suficiencia, equidad, transparencia, corresponsabilidad fiscal y garantía del acceso de los ciudadanos a los servicios públicos”, una retahíla de términos que en ningún momento ordenó tan primorosamente el presidente, por mucho que se nos hayan ofrecido entrecomillados por sus muchachos de la prensa.

El resumen oficial enviado a las 19:43 no contiene ni una sola referencia ni a las pensiones ni a las competencias, algo en lo que centró su primera intervención pública el presidente de Canarias en un galimatías que no parecía entender ni siquiera él mismo.

Eso sí, los servicios de propaganda siguen obstinados en colocarnos que esta conferencia de presidentes es producto de la exigencia que lanzó Fernando Clavijo durante la interinidad del Gobierno de Mariano Rajoy, precisamente exigiendo que, independientemente de lo que ocurriera en el Congreso de los Diputados, se convocara a las autonomías para abordar un amplio abanico de asuntos pendientes. Como si a alguien se le ocurre pedir firmas para que se celebre un partido entre el Real Madrid y el Barça y se lo anota en su haber cuando el encuentro se produce. Estamos rodeados, pero que no cunda el pánico.

Lejos del profundo trasfondo que pudiera o pudiese haber tenido esa conferencia de presidentes, es conveniente detenerse a valorar los piropos con los que el presidente de Canarias adornó el discurso de Mariano Rajoy, ese socio enamorao de la luna que abandona por la noche la maná, que es pintao de amapolas y aceitunas, y le puso campanero el mayoral.

Desde que Fernando Clavijo es presidente de Canarias, el Partido Popular ha transitado por los diversos meandros de la conveniencia de cada momento: empezó el presidente rehabilitando a José Manuel Soria cuando ya nadie daba un duro por él en Canarias; acto seguido pasó a la exaltación del despojo y el despecho, afrentando al Gobierno de Rajoy por el desfase inversor y la deuda histórica, para regresar ahora al ditirambo y al desmedido halago: “discurso realista y centrado” el de don Mariano, dice Clavijo.

Pero sin duda la aportación más entrañable realizada por Clavijo a tan emocionante jornada fue la consideración que hizo sobre la ausencia de los presidentes de Catalunya y Euskadi en la conferencia: “somera”. Es decir, superficial. La ausencia de Urkullu y Puigdemon fue superficial. Chupito.

Hecha la correspondiente foto y lanzados a los cuatro vientos los buenos deseos emanados de esa conferencia de presidentes, volvamos a la cruda realidad.

La colilla de nunca jamás

Lo venimos advirtiendo en este periódico desde el primer día y nos tenemos que reiterar: en casa de José Manuel Soria alguien robó y nunca jamás sabremos quién fue. O al menos no lo sabremos a través de la Policía o del juzgado de instrucción correspondiente, en este caso el 7 de Las Palmas de Gran Canaria, de guardia cuando se produjeron los hechos.

Y los hechos son, por si los han olvidado, un extraño robobo, pero muy robobo, la pasada Nochebuena, en la mansión que el ex ministro de Industria posee en la acaudalada zona de Tafira Alta, sector cine Wood y supermercado Papi y Mami.

No ha aparecido una puñetera huella que permitiera a los investigadores salirse de las primeras impresiones que provocó la inspección del escenario del crimen: una acción perpetrada por a) unos locos suicidas que entran en una casa en una velada tan familiar; b) unos profesionales conocedores de todos los pasos de los moradores de la vivienda, de la localización exacta de la caja fuerte y su contenido, o c) la más verbenera versión: alguien del entorno de la familia dio el chivatazo y facilitó la acción a los autores del robo.

Como denunció Soria en su momento, en el asalto los cacos se llevaron joyas y dinero en metálico, sin que hasta el momento podamos precisar el valor de lo uno y el monto de lo otro, pero ya se pueden ustedes hacer una idea. Porque cuando se produce un bloqueo informativo como el que se ha decretado en torno a este suceso, es normal que se disparen las especulaciones.

Y una de ellas, lanzada por El Confidencial, ha venido haciendo referencia de modo majadero al hallazgo de una colilla de L&M que debe haber sido analizada hasta por el FBI. Una marca de tabaco que nadie consume en la vivienda (parece que los cigarrillos favoritos son de la marca Winston) y que finalmente ha resultado adjudicada a la novia del hijo mayor de los Soria-Benítez, de nombre Manuel.

Como era de prever, a unos asaltantes que se cuidan mucho de no dejar una huella, no se les puede ocurrir fumarse un piticlín y dejar allí el cuerpo del delito, lo que nos conduce a la afirmación de siempre: no hay ni una sola pista para esclarecer los hechos.

Y ya puestos a especular, es conveniente compartir con todos ustedes lo que se sostiene en el entorno más directo del ex ministro Soria: que el robobo es obra de los servicios de inteligencia españoles, es decir, del CNI, directamente encomendados a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y ustedes se preguntarán, ¿y para qué coño quiere el espionaje español unas joyas y dinero en metálico teniendo como tiene acceso directo a los fondos reservados? Efectivamente, queridos y espabilados lectores: lo que desde el entorno soriano se atribuye a la vicepresidenta es querer apropiarse por la vía más expeditiva de un disco duro obrante en el interior de la caja fuerte del señor exministro conteniendo documentación e información de altísimo valor para la defensa. Para la defensa de unos y otros llegado el momento procesal oportuno. Y nos paramos aquí, que nos perdemos.

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