Que no se diga que no queda un hálito de inteligencia en el Partido Socialista, que no están todos mirándose el ombligo a ver si eso es la tan reclamada autocrítica. No, hay algunas ideas, incluso buenas. Por ejemplo, la que hace diez días lanzó públicamente el secretario de Política Municipal del PSC, Gustavo Matos, que tomó prestada la amenaza que el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, hizo a Bankia por querer desahuciar a una mujer en huelga de hambre tras perder su casa. El amago de Bermúdez, que provocó el sonoro cabreo de Bankia, lo retomó Matos convirtiéndolo en acuerdo de la Ejecutiva Regional para que todos los municipios canarios gobernados por el PSOE ?que son mayoría, dicho sea de paso- retiren sus fondos de los bancos que desahucien a la gente. La idea ha cundido porque este mismo lunes la Ejecutiva Federal del PSOE la ha extendido a toda España, lo que supondría, de aplicarse tal y como reza el acuerdo, una medida mucho más efectiva que la pose adoptada el viernes por el Gobierno de Mariano Rajoy, que en el mejor de los casos será de aplicación a cuatro de cada cien casos. Porque lo que duele a la banca no es ese aplazamiento de dos años en la deuda, durante los cuales se mantienen hasta los intereses, sino que le retiren los fondos, lo que constituye una medida política absolutamente legal e irreprochable. Veremos si la firmeza del acuerdo se traduce luego en su correspondiente ejecución, que la banca es muy poderosa y tiene unos tentáculos de sutil penetración en las más insospechadas (o no) finanzas de los partidos políticos.