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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

¿Coalición?, ¿pa qué?

Mesa de negociación entre el PP y Ciudadanos

Carlos Sosa

Canarias es la octava comunidad española en Producto Interior Bruto (PIB) después del crecimiento del 2,8% que experimentó en 2015. En base a su población, ocupa el séptimo lugar (2.100.000 habitantes). Le representan en el Congreso de los Diputados quince parlamentarios, ocho por la provincia de Las Palmas y siete por la de Santa Cruz de Tenerife. Tiene más diputados, más población y más PIB que regiones como Asturias, Castilla La Mancha, Extremadura, Baleares o Aragón, y sin embargo no dejamos de conocer un día sí y el otro también las sesudas opiniones de barones socialistas de esas autonomías manifestándose acerca de la postura actual, futura o pluscuamperfecta del PSOE respecto a la presunta investidura de Mariano Rajoy.

“Es que el PSOE gobierna en Extremadura, en Asturias, en Castilla La Mancha, en Baleares y en Aragón”, responden de inmediato los defensores del centralismo político y mediático español. “Y en Canarias”, hay que corregirles de inmediato ante el evidente lapsus.

Pues sí. El PSOE gobierna en Canarias pero padece una evidente crisis de liderazgo que se traduce en episodios tan repetidos como estos que acabamos de relatar. Es el partido más votado en las últimas elecciones autonómicas (180.000 votos frente a los 169.000 del PP y los 165.000 de Coalición Canaria), pero una absurda ley electoral que las grandes fuerzas se niegan a reformar permite que la tercera fuerza política tenga tres diputados más que la primera.

¿Por qué no cuenta la opinión de Canarias en el contexto nacional en momentos tan cruciales (y en ocasiones tan majaderos) como los que vivimos?

No se trata de victimismo, pero llama poderosamente la atención que tan solo se pueda escuchar estos meses de zozobra una sola voz procedente de Canarias, la de Ana Oramas, y no precisamente para decir las cosas más inteligentes, sino exclusivamente las que a ella y a su partido interesan en estos momentos.

El voto de Coalición Canaria, el único voto de Coalición Canaria, interesa ahora al Partido Popular. No es decisivo como todos ustedes saben de sobra porque, sumado al de Ciudadanos, se queda en 170, a seis de la mayoría absoluta. Pero en la estrategia de Rajoy y de Albert Rivera está ahora desarrollar con hechos ese mantra de que los ciudadanos hemos puesto a esas 350 señorías en la Carrera de San Jerónimo para que se pongan de acuerdo. Un eufemismo tras el que solo se esconde una opción: Mariano presidente o elecciones generales el 25 de diciembre, fun, fun, fun. Parecen dos opciones, pero en realidad es solo una. Ya me entienden.

Ana Oramas se plantó hace unos días ante Rafael Hernando, el portavoz del PP que el PP dijo que iba a sustituir por la imagen de intransigencia y de fanatismo evidenciada en la penúltima legislatura, con unos papeles en los que claramente se podía leer su encabezamiento: “Agenda Canaria”. Esa agenda canaria no es otra cosa que la recuperación para el Archipiélago de unos derechos obtenidos durante décadas que precisamente el PP se llevó por delante en la legislatura 2011-2015: plan canario de empleo, convenio de carreteras o las ayudas agrícolas del Posei, además de la financiación justa para una región –de las pocas- que cumplió con los objetivos del déficit por encima de lo que lo hizo el Gobierno de Rajoy todos estos años.

Un regreso al pasado que fue el que dejó fijado un tal Zapatero en 2009 durante un Consejo de Ministros celebrado en Las Palmas de Gran Canaria que muchos de los que lo criticaron hoy rememoran con nostalgia.

¿Hará falta el voto de Coalición Canaria para que el Gobierno del PP restablezca esos derechos ferozmente arrebatados a Canarias a los que hay que sumar los brutales recortes en Sanidad y en Educación, entre otros efectos sufridos en todas las autonomías?

Los nacionalistas canarios (vamos a seguirlos llamando así aunque pudiera resultar nocivo a los negociadores de Ciudadanos) van a desplegar en Madrid la semana que viene a un equipo negociador que más parece una foto propagandística: además del imprescindible José Miguel Barragán, secretario general del partido y mano derecha del presidente Clavijo, y de la incuestionable diputada Oramas, CC ha añadido a José Miguel Ruano (¿?), portavoz en el Parlamento de Canarias; al presidente del PNC, Juan Manuel García Ramos (cabreado por el ninguneo que ha sufrido en las últimas escaramuzas coalicioneras), y a los senadores Mari Mar Julios (para tranquilizar a Gran Canaria) y Pablo Rodríguez Cejas (para contentar a El Hierro). Esta vez parece que no se suma Clavijo a la expedición, menos mal.

El despliegue es de órdago si atendemos a los cálculos de la muy mentada diputada, que considera que Mariano Rajoy no podrá ser investido presidente en esta primera convocatoria de final de mes. Estima Oramas que sí lo conseguirá sin embargo después de las elecciones vascas y gallegas (25 de septiembre) porque para entonces (échenle octubre), el PSOE reconsiderará su posición y se abstendrá, de manera que los votos a favor sean menos que los votos en contra.

Y es aquí donde se nos tambalean las cuentas: si los 85 diputados socialistas se abstuvieran, como barrunta Ana Oramas, en el peor de los casos sólo habría 95 votos en contra, lo que significaría que al PP le bastarían sus propios votos (con los de Ciudadanos ya iría sobrado) para hacer presidente a su incombustible líder.

Si las estimaciones de la diputada tinerfeña fueran cierta, debemos añadir a las exigencias de Ciudadanos las que pudiera hacer el PSOE para ejecutar ese sacrificio ideológico. Derogación de leyes, reforma constitucional, dimisiones de corruptos… Así las cosas, ¿le saldría rentable a Rajoy y a los suyos hacer todas esas cesiones que reclama CC en la llamada agenda canaria?

Es probable que sí si atentemos a las intenciones de Clavijo, Oramas y compañía de abrazarse lo más estrechamente posible al PP para, en el caso de que el PSOE se ponga flamenco con la Ley del Suelo, romper el pacto con los socialistas y terminar la legislatura canaria con un acuerdo con populares y gomeros a ver qué pasa.

Todo ello en el supuesto caso de que Oramas vuelva a acertar en sus vaticinios. Porque ella vuelve a descartar cualquier tipo de acuerdo por la izquierda escenario en el que, evidentemente, su partido se quedaría colgado de la brocha. ¿Se imaginan a Pedro Sánchez de presidente y a Patricia Hernández dando un puñetazo en la mesa del consejo de gobierno de Canarias? Lo mejor en estos momentos es no descartar nada. Por si acaso.

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