La izquierda a la izquierda del PSOE no tiene enmienda. Los numerosos intentos de confluencia, de búsqueda de una alternativa que satisfaga a los electores descontentos por la ausencia de políticas verdaderamente progresistas, se tropieza indefectiblemente con los mismos resultados: la ruptura, unas veces más abrupta y acantilada que otras, pero la ruptura al fin y al cabo. La que lleva un tiempo produciéndose en el seno de las coaliciones y plataformas que confluyeron a las últimas elecciones locales, particularmente en Tenerife, ha alcanzado esta semana su punto de ebullición con la irradiación de Izquierda Unida de la sociedad que mantenía con Por Tenerife, tanto en Santa Cruz de Tenerife, con el ya previamente irradiado José Manuel Corrales, como en La Laguna, donde el que se llevó el sopapo ha sido Ignacio Viciana. Corrales, que es de un temperamental incontrolable, se despachó ayer mismo con un larguísimo comunicado, con burofax incluido, en el que acusa al que fuera hace unos años su partido del alma (luego recaló en el PSOE, donde salió también por la puerta de atrás; luego en Socialistas por Tenerife, con idéntica estampida) de cosas muy cochinas. Por ejemplo, de darse al conchabo (él lo llama “compadreo) con el gobierno municipal de Santa Cruz (CC-PSOE); de negarse a celebrar elecciones primarias; de boicotear el frente común ”contra la derecha y sus mercados“; de no ser transparente con las mismas cuentas ante las que no ha rendido las suyas propias de él el propio Corrales y ?atención- de ”asociarse en algunos casos con corruptos“. Ole. Claro que Corrales no aclara con precisión a qué casos y a qué corruptos se refiere, ni anuncia querella contra la coalición de izquierdas por lanzar lo que él llama calumnias. La que sí ha acudido a los tribunales es IUC, que ha denunciado al concejal por prevaricación administrativa y malversación de caudales públicos, lo que puede traer mucha miga. El resultado, como podrán imaginar, es el regreso a la dispersión absoluta de los que quieren representar ese sentimiento de izquierdas, el consecuente fortalecimiento de los partidos contra los que pretenden luchar y la percepción generalizada entre el cuerpo electoral de que, al final, todos son iguales. Menos algunos, que son más iguales que otros.