El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Demasiado mareo hasta para la perdiz
Haciendo historia. El inicio este martes de la sesión de investidura del candidato Pedro Sánchez ya forma parte de la historia. Es la primera vez en democracia que un aspirante a presidente se presenta ante el Congreso de los Diputados en un escenario ajeno al bipartidismo, con la masiva presencia de representantes de partidos emergentes y sin contar con la mayoría suficiente para salir elegido, ni en primera ni en segunda votación. Los 42 folios que leyó (de mucha mejor manera que lo haría Rajoy) el secretario general del PSOE no pasarán de igual modo a la historia, porque basado en un acuerdo con Ciudadanos, el discurso pretendió ser mucho más de lo que realmente fue: un paseo de puntillas por el límite más atrevido de la socialdemocracia pero con continuos apalancamientos en el tramo más moderado, de modo y manera que su socio, Albert Rivera, pueda trabajarse in extremis una abstención del Partido Popular. No se lo puso fácil el candidato Sánchez con sus continuas referencias al daño infligido por el Partido Popular durante estos cuatro años de mandato de mayoría absoluta, pero hasta eso estaba medido para tratar de animar a la bancada más izquierdista del Congreso con un resultado, al parecer, nulo. También hubo guiños a los barones del PSOE más refractarios a la desaparición de las diputaciones provinciales, y seguramente por el mismo motivo al PP. Ni una sola referencia, oye, porque si se fijan bien a ninguno de los mandarines socialistas preocupó lo más mínimo el revolcón conservador con Ciudadanos, y sí el atentado a esa especie de máquina electoralista que son las diputaciones provinciales. Seguramente por haberse olvidado de esa parte del acuerdo con Ciudadanos, la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, suspiró tranquila por la suerte que pudieran sufrir los cabildos canarios –nunca en peligro, todo hay que decirlo-, pero hasta eso puede valerle a Coalición Canaria para anunciar que de momento se abstiene. ¿A la espera de qué? ¿A la espera de que se sume Podemos? Échale hilo a la cometa.
Tiene querencia a la barra
Continúan sucediéndose los escándalos en torno a la nefasta gestión de la Radiotelevisión Canaria. La declaración de su presidente/director general ante la jueza que investiga el caso Willy la semana pasada sigue trayendo cola y ha llevado a los más conocedores de las entretelas de la casa a insistir en las trolas que Santiago Negrín le endosó a su señoría, en presencia de la fiscala anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, María Farnés Martínez. De ser ciertas las crónicas que aseguran que Negrín sostuvo que no ha vuelto a contratar a la productora Siete Mares más allá de algunas retransmisiones lúdico-deportivas, recuerdan que también es a esa empresa a la que se le mantiene el contrato para el programa Noche de Taifas, uno de los pocos que mantiene algo de audiencia en la cadena televisiva. Mientras tanto, continúan llegando testimonios que desmoralizan a cualquiera. Santiago Negrín no está manteniendo un comportamiento personal adecuado al cargo público que desempeña. Hace algunas semanas hizo el más lamentable de los ridículos al presentarse con dos horas de retraso en una reunión que comenzó sin él en un estado que hacía aconsejable quedarse en casa bajo la ducha. Para tratar de compensar su ausencia proclamó ante los presentes que asumía todo lo acordado en la reunión porque había sido informado de todo lo que en ella se abordaba a través de WhatsApp. Todos los presentes se miraron perplejos porque una de las condiciones que se impusieron para evitar filtraciones fue que todos los teléfonos estuvieran apagados y fuera del alcance de sus usuarios. Nadie le había mandado mensaje alguno a Negrín. En realidad no los necesita. Sus instrucciones las recibe directamente, campechanamente, a ser posible en la barra de un bar, como fue sorprendido este mismo martes junto a Enrique Hernandis, propietario de Media Report, una de las productoras que goza actualmente con un amplio volumen de contratos con la tele canaria.
Prohibido hablar con los consejeros
Pero hay muchas más cosas que afean la gestión de Santiago Negrín al frente de Radiotelevisión Canaria. O por ser más justos: la gestión de Santiago Negrín y de los otros intermediados que ha enviado de urgencia Coalición Canaria a apagar los fuegos generados por el brusco cambio entre el paulinato y el clavijismo. Una vez roto por el eje a escasos seis meses de su constitución el consejo rector llamado a ser la palanca que convirtiera la tele y la radio públicas canarias en un dechado de virtudes, la realidad a día de hoy es que lo único que se sostiene en pie (y según la hora del día, a duras penas) es el órgano de contratación del ente, es decir, su dignísimo presidente/director general, el muy mentado Negrín. Porque por mucho que proclame a los cuatro vientos y declare lo contrario muy solemnemente en un juzgado o en una comisión parlamentaria, lo cierto a día de hoy es que nuestro hombre sigue contratando mediante el reglamento y los procedimientos que dejó aprobados su antecesor, Willy García. Pero, a peores: en un gesto que hasta ahora ni el mismísimo Willy se había permitido, Negrín o su comisario político, Paco Martín, ha prohibido a los directivos de la casa que hablen con los pocos consejeros que quedan sin dimitir en el consejo rector. Ya ha habido unos cuantos burofax que denuncian esta situación tan pintoresca que inaugura, para hacer buenos a los anteriores, esta nueva era de transparencia y buen gobierno.
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