El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Detenciones de Lucifer
Produce sonrojo especialmente en el mismo Cuerpo Nacional de Policía, donde los agentes más serios no comprenden que se actúe de ese modo tan estricto, sobre todo porque otros cuerpos como la Policía Local o la Guardia Civil lo resuelven con un rapapolvo a los implicados. Las víctimas son jóvenes aspirantes a sacarse el carnet de conducir, que en compañía de sus mayores, mayormente padres o abuelos, acuden a polígonos industriales en horas no laborales a instruir a los futuros conductores para complementar las onerosas prácticas de las autoescuelas. Que sepamos van ya dos detenciones de otras tantas chicas de 16 años a las que se les ha atribuido un delito contra la seguridad vial, y a sus respectivos acompañantes, el de cooperación para la comisión de un delito. O sea, cuatro detenciones sin despeinarse y sin que esté en peligro, por supuesto, el bien jurídico a proteger, esto es, la seguridad vial. ¿El autor o autores de tan insigne hazaña? Pues la furgona conocida de Pegaso 25, a cuyo frente se desparrama el inefable Lucifer, conocido por sus desmesuradas actuaciones en determinados barrios de Las Palmas de Gran Canaria. Los miembros de tan valiente destacamento policial procedieron esta semana pasada a la segunda detención en el último mes y medio, ambas en la urbanización Díaz Casanova. De allí se llevaron a una chica de 16 años y a su abuelo, con el colosal disgusto por lo que conlleva ser imputados y condenados penalmente; del mismo sitio donde se llevaron detenidos a una joven y a su novio por los mismos delitos. La cuadrilla demoniaca busca no solo medrar al más puro estilo de los viejos pistoleros del Oeste, sino fundamentalmente sumar puntos ante su jefe de sección, al que le encanta ver como suben las estadísticas y con ellas, las medallas. Lo malo es que por una chorrada así los detenidos y condenados adquieren antecedentes penales lo que, por ejemplo, les impide acceder a oposiciones a la Policía. Nos preguntamos, muy inocentemente, eso sí, si por un casual el comisario de Seguridad Ciudadana, Santafé, tiene previsto hacer algo para frenar estos excesos antes de volverse a Baleares, una vez ha visto frustradas sus principales funciones de acercarle la mantequilla en los desayunos y la silla al escritorio a la comisaria provincial, Sagrario de León, que pasa media vida haciendo cursos en francés y en Francia.
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