La que se está montando en Telde va camino de la gresca generalizada. Los ciudadanos están que trinan por el descomunal incremento de todos los impuestos municipales, especialmente el de bienes inmuebles, el famoso IBI, que subió un 18% en 2012 y este 2013 otro 25%. La progresión indica que en los próximos tres años el incremento alcanzará el 165%. Una brutalidad si se tiene en cuenta que a cambio a los teldenses sólo les llegan de su Ayuntamiento gestos nada prometedores, como el continuo goteo de servicios que se pierden por absoluta mala gestión de los recursos o, sencillamente, por absoluto desprecio a los ciudadanos. Véanse si no las desafortunadas declaraciones de la alcaldesa, María del Carmen Castellano, del PP, en relación con el coste que tienen las bibliotecas públicas, que con catorce empleados, “no dan dinero”. Dieron la vuelta a España para vergüenza de los canarios. Es el estigma de la mala política que de un tiempo a esta parte se ejerce en un consistorio todavía lastrado por el negro periodo 2003-2007 que los propios votantes quisieron revalidar en 2011 volviendo a elegir para gobernar la cuarta ciudad de Canarias a una parte muy significativa de los que protagonizaron, consintieron o se aprovecharon de los escándalos que derivaron en el tristemente famoso caso Faycan. Es decir, mamaron. Pagar más impuestos a un Ayuntamiento sumido en el caos de la mala gobernanza, en los ramalazos de corrupción que aún en este mandato han obligado a muy sonadas destituciones y cambios de destino, no es algo que desde luego estimule mucho a los ciudadanos. Abatidos por el mal fario, los vecinos protestan como pueden, pero los más organizados empiezan a tomar medidas. Es el caso de los empresarios, que en privado confiesan su cabreo y las ganas de actuar contra el poder municipal. El Impuesto de Actividades Económicas (IAE) ha subido en 2013 más de un 135%, lo que no provoca otra cosa que la tentación a la deserción, de la deslocalización urgente. Es más que probable que en las próximas semanas asistamos a una puesta en escena poco habitual: empresarios rebelándose contra la política de un ayuntamiento gobernado por la derecha, como es el caso que nos ocupa. Habrá rueda de prensa y todo.