En Canarias, que debe ser nuestra primera preocupación, las cosas pintan igual de complicadas para el Gobierno de Mariano Rajoy, que tendrá en José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, su embajador plenipotenciario de ultramar. Soria se estrenará oficialmente en las Islas este mismo lunes en una “visita oficial” que contendrá la toma de posesión de Mari Carmen Hernández Bento como delegada del Gobierno y entrevistas (una más morbosa que el resto) con Paulino Rivero, Juan José Cardona y José Miguel Bravo de Laguna. El comportamiento del ministro y de su delegada del Gobierno durante los próximos tiempos nos permitirá ir tomando el pulso a las intenciones electoralistas del nombramiento del primero, que probablemente regrese a la arena política isleña en 2015 para intentar arrebatarle la presidencia regional a Paulino Rivero. Antes, seguramente este mismo año recién estrenado, el PP canario se ha de enfrentar a dos juicios muy sandungueros, los que se corresponden con los dos primeros casos de corrupción detectados en el PP en 2006, año en que arrancaron las operaciones Eolo y Faycán, con decenas de imputados por delitos relacionados con la corrupción. Serán juicios con tribunal del jurado, exactamente iguales al que está siendo sometido estos días el ex presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps. El inconcebible retraso de ambas causas, atribuible en gran medida a la batería inacabable de recursos de las defensas y a cambios de juez en el asunto teldense, ha sido aprovechado por el PP para quejarse. Pero nada dice de los pertinaces intentos de uno de los acusados en Eolo, el abogado Alfredo Briganty, de torpedear la instrucción de esa causa con las más alambicadas artes y con los más indeseables cómplices. Ya les contaremos, que el asunto va a dar para mucho, seguramente.