El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Espera, que también hay maná para las Universidades
No vamos a saber qué hacer con toda la pasta que el actual presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, está consiguiendo. Es casi apabullante. Un inmenso cuerno de la abundancia se cierne sobre el Archipiélago y amenaza con arrojar sobre él ingentes cantidades de inversiones, de dinero del Estado y de recaudación impositiva gracias a un par de gestos, sólo un par de gestos, que el presidente ha hecho nada más tomar el timón. El primero de todos, ya saben, fue el de la compensación a favor de Canarias del Impuesto General de Tráfico de Empresas (IGTE), que en estos momentos sólo aparece en un acuerdo de la Comisión Bilateral Canarias-Estado y que en los presupuestos generales del país siguen figurando del lado del Ministerio de Hacienda. O sea, por ahora, papel mojado. Con esos 160 millones anuales, que en momentos de euforia han llegado de ser incluso 200, vamos ya camino de conseguir financiar una expedición espacial a la Luna. Qué digo a la Luna, a los anillos de Saturno. Resulta fascinante la cantidad de proyectos que se van a poder ejecutar gracias a ese maná que, a juicio del presidente que tenemos, va a servir para cambiar el modelo económico de Canarias. Es decir, complementar (vamos a dejarlo ahí) el sector turístico, con otros que todavía no sabemos muy bien si son la obra pública, construcción y el I+D+i o todos ellos a la vez con una incineradora de biomasa en la azotea de cada nuevo hotel de cuatro estrellas. ¿O eran de cinco? Vamos de disparate en disparate sin que aparezca por los alrededores del despacho presidencial un puñetero asesor que le explique cuatro cosas a Fernando Clavijo sobre la vida inteligente que fluye en libertad por estos peñascos ultraperiféricos más allá del espectral grupo de personas que leen/escuchan/ven los cuatro medios informativos que tiene comprados. Él se priva todo leyendo los titulares que le dedican las cabeceras amigas y las comparte en un sobajeo autocomplaciente por whatsapp con el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que completa con su presupuesto público el resto del enjuague. Y así un día tras otro hasta que le toque la Bono Loto o se venga abajo estrepitosamente este kiosco de fantasías que tiene montado.
¿90 millones para las Universidades?
La última ensoñación del presidente Clavijo fue transformar en 90 millones de euros al año los 500.000 euros que en total habrán de repartirse las dos Universidades Canarias tras lograr por sus propios méritos la calificación A para su Campus de Excelencia. Un reconocimiento sin duda importante porque le permitirá poder desarrollar más tarea investigadora y atraer talentos como punto de encuentro entre los continentes de América, África y Europa. Alguien le pasó mal las notas a Fernando Clavijo cuando fue a ponerse él mismo la medalla de la calificación A porque lo que vino a decir es que ahora las dos instituciones podrán pasar de 4,5 millones de euros de financiación a 90. ¡Eureka!, gritaron a la vez todos los decanos y directores de facultades y escuelas de las dos Universidades canarias. ¡90 millones de euros así, como caídos del cielo! De repente nos acordamos de aquella consejera de Turismo que tuvimos una vez, Rita Martín, que llegó deprisa y corriendo a inaugurar el museo abierto en la casa de los Sall, en Telde, y se cascó un discurso elogiando la sal marina y la belleza que aportan las salinas al litoral y al destino Islas Canarias, y olé. Así que, para no hacer un chiste fácil, nos pusimos a preguntar a ver dónde estaba el truco de ese pastizal para las Universidades, y nos lo contaron a la primera: los 90 millones a los que hizo referencia el presidente podrían corresponderse con los fondos captados estos últimos años por los investigadores de las dos instituciones canarias dentro del Campus de Excelencia. Ahora, con la Calificación A, lo que se abre es la posibilidad de acceder a fondos de la Unión Europea que han de estar acompañados por los que haya de aportar cada Estado o Comunidad Autónoma. Es decir, que si Canarias quiere elevar la inversión en investigación, deberá rascarse el bolsillo con algo más de alegría, y no con esos escuálidos 500.000 euros que han de repartirse las dos Universidades. Los rectores esperan que Fernando Clavijo saque de la chistera del IGTE 8 millones de euros al año, 4 para cada Universidad, los correspondientes al 5% que dijo que se destinaría a “innovación”. Pero a las Universidades, ¿eh?, que si lo desvían a actividades que tienen ya otros fondos (Plocan, IAC, ITC…) el propósito del Campus de Excelencia se desvirtúa. Sería una forma muy razonable (si llega el IGTE) de apostar por proyectos público-privados evaluables y con rendición de cuentas y resultados tangibles, no algunas fantasmadas que han circulado por ahí al calorcito de las fantasías animadas de ayer y de hoy.
Incineradora de biomasa: continúa el chalaneo
Mientras llega el maná en forma de fondos públicos, el Gobierno de Fernando Clavijo sigue empeñado en imponernos unos modelos energéticos que nadie quiere por ahí. Ni siquiera Tenerife acepta ya la incineradora de biomasa de Granadilla –bastante tienen ya los agradecidos dueños de los suelos industriales aflorados por los alrededores con el puerto y la regasificadora- lo que está permitiendo que en Gran Canaria afloren los chistes y chascarrillos acerca del interés chicha por que a la panza de burro de la capital se sume la contaminación –animada por los alisios- que va a generar la instalación que se pretende instalas en la península de La Isleta, concretamente en terrenos portuarios. Las fuerzas vivas grancanarias se han empezado a movilizar ya muy seriamente y a ellas se suman instituciones como el Cabildo y la propia Autoridad Portuaria, que si bien inicialmente contempló bien el proyecto, se echó las manos a la cabeza cuando conoció los pormenores y descubrió que con una incineradora así se va a hacer puñetas su negocio de cruceros y su proyecto de autoabastecimiento con un campo eólico ya proyectado. Las contestaciones a la incineradora de La Isleta suben de tono. Los expertos avisan de que no sólo se quemará material forestal, sino también residuos agrícolas, ganaderos e industriales, además de basura urbana. Los informes sobre contaminación y toxicidad son brutales, y el Gobierno de Canarias no informa de por qué acordó otorgar la declaración de interés estratégico tras recibir el dictamen de la Consejería de Sanidad que alertaba sobre estas consecuencias. Pero, además, falta información sobre el riesgo fitosanitario que puede suponer la llegada masiva de barcos con material forestal, inexistente en Canarias importado de Brasil y de África, donde hay plagas incontroladas que hasta ahora no se han sufrido aquí.
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