Si no fuera por el lodazal en que convierten la política local canaria, las machangadas del jefe provincial de Ciuca llamando “batata” al alcalde de Mogán merecerían un huequito en El Club de La Comedia, sobre todo a la hora de definir “desalmado” en el acto concreto del politiqueo que tanto critica Reyes, por el que Paquirrín le reclama 6.000 euros para resarcir su honra mancillada, por “injurias y calumnias”. Ha puesto el de Telde al de Mogán a caer de un burro con gruesos palabros mayores como ser “un vengativo usando el poder” o que “se cree un virrey aquí abajo vulnerando derechos fundamentales”, aparte de estar “ocultando muchos, yo diría, delitos urbanísticos”. Y como la respuesta desde el PP de Mogán ha sido calificar a la oposición liderada por Ciuca como de “mafiosa” para arriba, ahora lo que viene es la querella de vuelta de Reyes contra Paco González , en una espiral que tiene al PP y a Ciuca, amores en Telde y odios en Mogán, en el diván del psiquiatra electoral. Y a Nueva Canarias mirando de reojo esos arrejuntamientos en Mogán y los movimientos sin tino de su enemigo natural en Telde, empeñado últimamente en que su marca se extienda por la isla como una mancha de aceite.