Casi un año ha hecho falta para que la llamada “oficina urbana” de la Agencia Tributaria, en la calle de Luis Doreste Silva de Las Palmas de Gran Canaria, haya empezado a contar con baño para los contribuyentes. A unos cuantos metros del edificio de siempre, junto a la Fuente Luminosa, la oficina urbana ha supuesto para los usuarios un auténtico caos. Dado que muchos de los usuarios son personas mayores (“vete tú, abuelo, que tienes más tiempo”) y es en esa franja de edad cuando más ataca la próstata, la frase más pronunciada en esas dependencias era la de “no hay baño, vaya usted al parking de al lado o a algún bar”. Lo mismo si la reclamante era una madre con necesidad de cambiar el pañal al niño o darle el pecho. Unan a eso una deficiente ventilación por un aire acondicionado claramente insuficiente para esos espacios. Y para rematar tanto desastre, con funcionarios y contribuyentes dentro, les da por ponerse en obras.