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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Desplante a JFLA

Juan Fernando López Aguilar aplaude a José Miguel Pérez durante un acto del Partido Socialista Canario. EFE

Dice la Ejecutiva Federal del PSOE que han pesado mucho en la decisión de nominar a Elena Valenciano como cabeza de lista al Parlamento Europeo la opinión de los secretarios generales, particularmente los de Andalucía, Susana Díaz, y de Asturias, Javier Fernández, seguramente por ser los que gobiernan en sus respectivas autonomías. Nada se dice en las crónicas ni en la nota de prensa oficial del PSOE por qué no pesó (si es que no pesó) la del otro secretario general que también gobierna, el canario José Miguel Pérez. Si su opinión hubiera influido más, el Partido Socialista quizás no hubiera hecho el feo que ha hecho a Juan Fernando López Aguilar, hasta estos momentos presidente de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo, donde preside nada menos que la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. Algo habrá tenido que ver el canario durante estos últimos cinco años para que periódicos nada sospechosos de apoyarle como El País concluyera en su edición de este domingo que “los socialistas españoles son el segundo grupo con más fuerza en Europa, tras los alemanes”. No ha servido de mucho su esfuerzo ni esa influencia palpable. Ha prevalecido el interés orgánico de la Ejecutiva Federal, y particularmente de Rubalcaba, que ha de recolocar algunas de sus piezas para lo que pueda precipitarse a partir de las primarias que habrán de diseñar el relevo al equipo que ha tenido que capitanear esa inacabable travesía del desierto iniciada en mayo de 2010. Elena Valenciano no es una mala candidata, vaya por delante. Ya tiene experiencia europea y al menos habla un perfecto francés y parece tener el perfil de cargo orgánico potente con que el resto de los partidos socialistas europeos quieren reforzar la nueva etapa de la Unión Europea. El número dos, Ramón Jáuregui, es otro cantar: decisivo en la política nacional –últimamente entre bastidores-, es más que evidente que su nuevo destino es un premio y una evidencia, la que algunos se empeñan en perpetuar al querer convertir Bruselas y Estrasburgo en un cementerio de elefantes.

Para cortarle el paso

José Miguel Pérez siempre ha defendido la permanencia de Juan Fernando López Aguilar en el Parlamento Europeo, y en una plaza de relumbrón. Relegarlo a terceros, cuartos o quintos puestos debería tomárselo el secretario general canario como un desplante. O como una incomprensible pérdida de influencia ante Rubalcaba, que no se sabe qué es peor. Sabe que a López Aguilar le tienen puesta la proa en Ferraz desde que se alineó del lado de Carme Chacón, ostracismo al que ha contribuido sin duda su cualidad humana y política de no callarse las cosas por mucho que puedan irritar al interlocutor y sin embargo compañero. Sus indisimuladas intenciones de ser un candidato posible a las primarias internas, u optar a acompañar activamente a la ex ministra de Defensa, no le granjean precisamente lealtades inquebrantables. Colocarlo en un puesto destacado le daría una notoriedad que, para esos fines, perjudicarían a los que pretenden cortarle el paso de manera tan infantil y tan contraria a los resultados obtenidos en Europa. Es el ministro que dio un impulso hasta ahora no igualado –más bien todo lo contrario- a las libertades públicas españolas. El que tuvo que frenar su carrera política nacional para venirse a Canarias a ganar unas elecciones y a mover violentamente el árbol envenenado de la corrupción en el Archipiélago. Uno de los políticos mejor preparados de cuantos se atreven a ser elegibles, con el riesgo que eso conlleva. Y, sobre todo, un referente claro para mucha gente de izquierdas de dentro y de fuera del PSOE, que no entenderían que se le castigue por disputas meramente partidarias. El Comité Federal, que ha de confirmar las intenciones electoralistas del núcleo duro de Rubalcaba, tiene la última palabra.

La placa patriótica de don Pepito

Ha sido un fin de semana profundamente emocionante en la sede central del periódico El Día. A su editor, José Rodríguez Ramírez, no le cabe más goce patriótico en la caja torácica desde que un día sin determinar de la semana pasada recibiera una sentida placa de reconocimiento. En ella se resaltan –según interpretación hecha por el homenajeado- sus valores patrióticos “y su inigualable lucha por conseguir la libertad de nuestra tierra” (el entrecomillado es lo que está grabado). Cuando vimos la reproducción fotográfica de la placa en la portada de El Díadel pasado sábado nos temimos lo peor: Paulino Rivero ha sucumbido a los ataques permanentes del dicharachero editor y ha querido sellar la paz enviándole algo que realmente conmovedor, al gusto del receptor. Dar en portada una placa remitida al director del periódico debía tener un significado muy profundo. Pero no, no era un presente de reconciliación del presidente del Gobierno. Lo confirmó el editorial de este domingo en el que literalmente se acusa a Rivero (y a Willy García) de cometer el delito de malversación de caudales públicos, acusación que se adorna con la exigencia a la Fiscalía de que intervenga y, en el ínterin, la conclusión de que “deberían estar en presidio desde hacer mucho tiempo”. Genio y figura. Pero, volvamos a la placa. Si no era remitida por Rivero, ¿quién o quiénes exaltaron tanto a don Pepito como para llevarla a primera con gran tratamiento gráfico? Pues ni más ni menos que la quienes se autodefinen “Vecinos de Barrio Nuevo” que, en versión pepitoria, el extiende a ese bello barrio santacrucero, cuyos moradores “nos honran con esta placa” (…) “que sintetiza en unas líneas, con una corrección gramatical acertada, lo que quieren expresar sus corazones, que estallan en un sentimiento canario, no español”. Y metido ya en trance interpretativo, el ilustre editor traduce la presencia de una espiral como un símbolo en memoria de “aquellos valerosos hombres y bellas mujeres que vivían en libertad antes de ser sometidos por las huestes de piojosos que llegaron de la Península para robarles sus tierras y esclavizarlos”. De lo que dice la placa se deduce que ni siquiera es la asociación de vecinos del barrio quien se rasca el bolsillo para el homenaje, por mucho que el homenajeado lo haga constar así en su encendido agradecimiento. Pero en tiempos de tan escasas satisfacciones, cualquier cosa vale, y vale tanto que don Pepito anuncia que la colocará en “un lugar noble” de su casa, “en el que la verá a diario para que le sirva de estímulo”. Sospechamos que en el pasillo que conduce al comedor tropical donde almuerza con su plana mayor (enorme) para fijar estrategias. Como lo cortés no quita lo valiente, felicitamos efusivamente al más dicharachero editor de Barrio Sésamo por la distinción.

Lujo cultural en Meloneras

Nada hacía sospechar que en tiempos tan tacaños y castrantes para la cultura como los que vive España (y por contagio, Canarias) a un empresario se le fuera a ocurrir apostar por ella. Y apostar de manera seria y aparentemente arriesgada, si por riesgo se pudiera traducir la senda que acaba de inaugurar el Grupo Lopesan de dar contenido estable y de calidad a una instalación hasta ahora aletargada como es Expomeloneras, el palacio de congresos y auditorio levantado hace años en la zona de mayor calidad turística de Gran Canaria. Lopesan lo ha hecho con un fin tan prosaico como plausible: complementar con una programación artística de calidad la oferta turística de sol y playa que presenta Meloneras para sus clientes. Pero habiendo podido optar por el relleno bienintencionado con el que complementar su web, ha elegido el que requiere –para su durabilidad y credibilidad- más riesgo inicial: calidad contrastada y eclecticismo. Para ello, Eustasio López ha puesto al frente de la programación artística nada menos que a Dania Dévora, cuyos primeros pasos ya la delatan: la creación de conceptos estables (Meloneras Flamenco, Meloneras Timple o Meloneras Humor), una sala para presenciar un espectáculo tomando una copa (Club Meloneras) y un cartel que se inició con la cantante de flamenco Argentina, el grupo de humor Yllana y que continúa el día 15 con la prestigiosa soprano británica Felicity Lott, cuyo programa de mano incluirá una reseña del musicólogo Guillermo García-Alcalde. A Lott le seguirá el timplista Germán López, y así una sucesión de actuaciones ya programadas hasta junio. La iniciativa privada también dando lecciones en el capítulo cultural.

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