El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Lo de Málaga (por si había dudas)
Es imposible sustraerse al conflicto petrolero. Las noticias lo impiden, y todo hace pensar que lo seguirán impidiendo por un amplio periodo de tiempo. La decisión del Ministerio de Medio Ambiente de tumbarle a la petrolera canadiense CNWL Oil la declaración de impacto ambiental para la fase de investigación frente a las costas de Málaga y Granada constituye todo un hito por varios factores. El primero, sin duda, el político: el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendoo, lo había revelado en agosto pasado: “Soria me ha dicho que no se va a hacer nada que no esté antes hablado, con una información absoluta y consensuado con el sector turístico y con las instituciones”. Y consenso no hubo. Más bien al contrario: tanto en Andalucía como en Baleares, los colectivos sociales, las instituciones y los partidos políticos, con el PP a la cabeza, se opusieron desde el principio a estos sondeos en sus costas, y el Gobierno del PP ha sucumbido. El segundo factor destacable en esta decisión de la ministra Tejerina, sustituta del famoso Arias Cañete, es la envoltura elegida: se deniega la autorización ambiental porque “el proyecto no cumple con los requisitos de conservación del medio ambiente”. Dice el ministerio que en la zona hay un paraje natural, el de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, y un parque natural, el de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, es decir, en tierra. El tercer factor aglutina a los dos anteriores y es el de la provocación y el insulto a los canarios. Porque valores naturales en las islas de Lanzarote y Fuerteventura hay de sobra (no vamos a discutir si son de mayor biodiversidad o calidad que los malagueños), lo que no fue tenido en cuenta por el mismo ministerio a la hora de autorizar el impacto ambiental a Repsol. Además, la exigencia de consenso para autorizar las prospecciones en Canarias no se cumple en absoluto, exigencia de consenso que, por cierto, condujo en su día a Rodríguez Zapatero a aparcar los permisos de Repsol aprovechando la sentencia del Supremo producto de las acciones judiciales del Cabildo de Lanzarote. Por lo tanto, si alguien estaba esperando la prueba de que el Gobierno del PP se pasa por el arco del triunfo lo que diga Canarias, aquí la tiene calentita.
Sí a Repsol, pero con condiciones
La autorización denegada en Málaga a los canadienses es la de la primera fase de unas prospecciones, es decir, la de exploración, consistente en sondeos sísmicos para detectar posibles bolsas. Tras esa primera fase vendría la de los pinchazos propiamente dichos, que es en la que se encuentra en estos momentos Repsol en Canarias tras ejecutar la primera sin un puñetero permiso. Sí lo ha pedido la petrolera del amigo Brufau para su proyecto Casablanca (sin Bogart, pero con Soria), petición que ¡cómo no! le ha sido concedida. ¿Y por qué se deniega en un sitio y se autoriza en otro? Muy sencillo: en la zona de Casablanca, que no está en Marruecos sino en el Delta del Ebro, provincia de Tarragona, no gobierna el PP, ni se ha producido la contestación ciudadana que sí ha habido en Andalucía, Baleares o Canarias. Además, el peticionario es Repsol, que juega siempre en cancha propia. Pero lo llamativo de esta autorización para “adquisición sísmica”, es decir, para la fase preliminar de los sondeos, se ha impuesto a la compañía del compadre una condición inaudita: que se respete una separación mínima de 20 kilómetros respecto al límite de la parte marina del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del Delta del Ebro. ¿No les suena esta musiquilla? Pues sí, a Repsol no se le impuso esa condición en Canarias porque si tuviera que aplicar esa distancia respecto al LIC de Lanzarote y Fuerteventura, a once kilómetros de la chirimoya y el resto de cuadrículas, ¡no tendría prospecciones! Volvemos a preguntar lo mismo: ¿a alguien le siguen faltando motivos para afirmar que esto es una auténtica cacicada colonialista?
Ya tenemos ébola
Bueno, ya tenemos ébola en Canarias, por si nos faltaba alguna cosa más para animar el cotarro. Todos los datos los tienen en nuestra edición actualizada, donde ofrecemos la información oficial sin intención alguna de zambullirnos en la búsqueda del perro del enfermero, de declaraciones de los vecinos del enfermero afectado o la identificación de la última peluquería en la que se cortó el pelo. Este mismo martes la consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, reunía a los directores de medios informativos de Canarias para darles información de las medidas que hasta entonces se habían adoptado en materia de protocolo, formación, simulacros y prevenciones ante la aparición de un eventual caso de ébola que, como dice el manual, sólo puede llegar hasta aquí en una persona contagiada en alguno de los países donde sufren esta epidemia de modo masivo (Liberia, Sierra Leona o Guinea Conakri). Y ha llegado, por lo que parece. Canarias cuenta con centros hospitalarios adecuados para atender una eventualidad así, y con profesionales suficientemente cualificados y adiestrados para evitar contagios como el ocurrido en el Carlos III de Madrid. Sin embargo, algunos profesionales ya han dejado caer a algunos periodistas que en este primer caso no se han observado de manera escrupulosa las exigencias que dicta el protocolo. En fotografías que circularon este mismo jueves correspondientes al traslado de este voluntario de Cruz Roja que trabajó en Sierra Leona con personas afectadas por el virus se pudo observar que algunos auxiliares no llevaban el traje de aislamiento preceptivo, sino tan solo con unas mascarillas, guantes y batas quirúrgicas, sin ni siquiera llevar calzas en sus zapatos. Las fotografías están a disposición de las autoridades sanitarias por si quieren comprobar estos extremos y corregir esos fallos que, como decimos, han sido comunicados por personal sanitario de La Candelaria.
Sin noticias del ‘puente’ aéreo
Mientras tanto, el Gobierno de España continúa dando tumbos con su gestión del ébola. Además de lo que pasa en Madrid, donde se ha instalado una auténtica psicosis por el caso de la auxiliar de enfermería de la que ya conocemos hasta sus gustos depilatorios, y de la confirmación dramática de que tenemos una ministra de Sanidad que es una calamidad pública, se ha instalado un irresponsable silencio en torno a la petición de la ONU de que se autorice el aeropuerto de Gran Canaria como plataforma logística para enviar ayuda sanitaria a esos tres países africanos que viven una auténtica tragedia por esta enfermedad. Nadie ha informado al Gobierno de Canarias, que se ha enterado por la prensa, y la delegada del Gobierno, Mari Carmen Hernández Bento, se ha limitado a decir que se está estudiando tal petición. No parece aceptable que un país que acaba de conseguir sentarse en el comité de seguridad de la ONU esté racaneando una posibilidad única de convertirse en protagonista de una ayuda indispensable para paliar la epidemia en origen. Además de no aportar fondos ni material en abundancia, haciendo nuevamente un ridículo universal, nuestro Gobierno es incapaz ni siquiera de resolver una autorización así en un tiempo prudencial acorde con el tamaño de la emergencia. Hace falta un ejército de médicos y sanitarios y mucho material para acotar el problema, que solo está en tres países y no en todo el continente. La solución es fácil, pero no hay manera de que las autoridades se preocupen de otra cosa que no sean los casos que nos llegan. Casos que nos dejarían de llegar si el problema se resolviera en su raíz. Así nos va.
Nuevos aires en TVE-Canarias
Marchóse del centro de producción de Televisión Española en Canarias (TVE-C) el comisario político que José Manuel Soria colocó al frente de la finca para que en las teles isleñas todo se viera de color azul con gaviota volona. Carlos Taboada, como ya saben nuestros lectores, fue sustituido por un veterano de la casa, canario criado y ensolerado en Canarias, Domingo Álvarez. Su llegada ha sido para la casa un reencuentro con la profesionalidad y una huida del sectarismo practicado desde que el PP se empeñó en convertir su mayoría absoluta en totalitarismo mediático. Ya se debe ir notando poco a poco en los informativos, pero el primer gesto decisivo que marca la diferencia con su antecesor se notó anoche en la emisión del primer programa El Debate, que estrenaba temporada con nueva presentadora, Nayra Santana, sustituta de Cristina Almandós. Y con la presencia en la mesa de algún periodista que durante la etapa anterior fue expresamente vetado por el alto comisariado. Por cierto, el programa estuvo muy bien: además de una profunda entrevista a Román Rodríguez, que sigue en plena forma, la dirección del programa, a cuyo frente está el guiense Manolo Betancor, tuvo el acierto de contar con el periodista Pepe Naranjo, experto en el continente africano en todas sus vertientes, y el técnico de Cruz Roja Enrique Suárez. Se habló del ébola, y sobre todo de lo fácil que es erradicarlo si la comunidad internacional actuara como debe.
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