Lo que todavía nadie parece haberle dicho al ministro canario que tiene que cuidar lo que suelta por esa boquita. Lo dicho este lunes acerca de la solvencia y el endeudamiento de la Comunidad Autónoma de Canarias no se corresponde con un político responsable y maduro. Pregonar a los cuatro vientos la situación económico-financiera de una autonomía es una gravedad sin parangón si el pregonero es ministro del Reino, además sin competencias en materia fiscal ni económica. Pero la negligencia se agrava sobremanera si lo que se dice es absolutamente falso y lanzado con el único objeto de dañar la credibilidad de instituciones del Estado. Porque no daña Soria al consejero del ramo, Javier González Ortiz, ni al presidente o a todo el Gobierno. Lo que ha hecho Soria es dañar a todos los canarios directamente, sin ningún tipo de cortapisas. Porque en una crisis tan especulativa como esta, donde cualquier manifestación pública afecta directamente a la cotización de la deuda soberana, a la credibilidad de las instituciones del Estado, del que forman parte las autonomías, no provoca otra cosa sino incertidumbres y, tras las incertidumbres vienen la cerrazón de los prestamistas y, en el mejor de los casos, el encarecimiento del dinero que se pide prestado. Transmitir que todas las autonomías están en el calamitoso estado económico-financiero que las históricas del PP es muy burdo políticamente y de una irresponsabilidad solo atribuible a personas con el punto de mira torcido.