Efectivamente, no encontramos en el portentoso historial personal y profesional de don Pepito ni un solo curso de Internet a nivel de usuario, ni la menor incursión en asuntos económicos que no fueran sus nada vocacionales estudios de principios del siglo pasado de perito mercantil y graduado social. Eran momentos en que no se estudiaban cosas tan modernas como la economía social o el Dreamweaver. Lo explicaba en su más reciente pastoral dominical el propio editor cuando, al defenderse de unas duras críticas de César Rodríguez Placeres, coordinador del Centro de la Cultura Popular, escribía lo siguiente: “Llegado el momento, el autor de estos insultos se enterará de los estudios que ha cursado José Rodríguez. Unos finalizados y con reválida, y otros, filológicos, inacabados por culpa de su edad, de su tiempo, de su memoria, del latín y del griego. Sin embargo, en su biografía hay folios y folios de líneas estrechas repletas de merecimientos sin fin. Sin fin. Merecimientos de fina prosa y habla en multitud de actos literarios que llenarían varios tomos si se decidiera a publicarlos; de decencia, de honradez y de patriotismo; de información veraz y de opinión dictada o escrita directamente. Es lector empedernido -”mimo mucho mi vista“, dice siempre- de toda clase de obras y de autores”. Huelga cualquier tipo de comentario.