La Palma como bocado electoral

Volcán de Cumbre Vieja, a 19 de noviembre de 2021, en La Palma .

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La crisis del volcán de La Palma entra en la tercera fase: la de la conquista del relato de la reconstrucción. Nadie pudo imaginarse al principio de esta legislatura autonómica que el Gobierno de Canarias iba a enfrentarse a tantos infortunios, y mucho menos que iba a poder acometerlos con cierta garantía de éxito. Han habido momentos verdaderamente dramáticos en asuntos como los incendios forestales, la crisis migratoria en la ruta canaria o los estragos de la pandemia por COVID-19, pero en todos ellos el presidente Torres y su Gobierno han salido más o menos airosos sin dejar mucho margen de protagonismo a la oposición. De ahí los buenos datos que arrojan las encuestas que se conocen hasta ahora.

Pero el estallido de la crisis volcánica de La Palma es la gota que ha colmado el vaso para la oposición, o mejor dicho, para el principal partido de la oposición: Coalición Canaria. Dos años después de haber perdido el inmenso poder autonómico, insular y municipal que atesoraron durante más de tres décadas, los nacionalistas no están dispuestos a ceder ni un centímetro más de protagonismo. Han esperado pacientemente a que pasaran las primeras etapas de la crisis, la primera, la de la sorpresa por el cataclismo natural y la asunción de que los mecanismos de seguridad funcionaron adecuadamente. Luego, la segunda, la de las respuestas de las administraciones con competencia, particularmente los Gobiernos de España y de Canarias, cuyos presidente actuaron diligentemente y con gestos públicos reconocibles y elogiados. Seis visitas del presidente de la nación a la isla son gestos que conviene valorar en su justa medida y las decisiones presupuestarias y políticas no parecen haber sido pocas. Colocarse frente a estas realidades en esos primeros dos meses de la desgracia no parecía muy rentable.

Pero en esta tercera fase, la de la reconstrucción, que coincide con el agotamiento emocional de la población palmera, es una oportunidad que la oposición no está dispuesta a dejar pasar.

Desde Vox hasta Vidina Espino han querido subirse al carro oportunista de ser bienhechores de La Palma. Los de ultraderecha en Canarias lanzando un triunfalista comunicado el pasado día 17 anunciando que donaban 3.200 euros a la parroquia de Todoque aprovechando la visita a Canarias de su secretario general, Javier Ortega-Smith, para ayudar a las personas damnificadas. La diputada tránsfuga no para de increpar al Gobierno por los retrasos en la materialización de las soluciones, que están llegando ciertamente a un ritmo que seguramente desesperará a las personas afectadas, pero que no está en los manuales de la burocracia española que se puedan tramitar más rápidamente. Espino llegó a empaquetar en una sola iniciativa parlamentaria todas las medidas adoptadas por el Gobierno canario para pedir acto seguido a la Cámara que se la votara por unanimidad, como así fue. Y comunicado al canto.

Pablo Casado ha querido emular en parte al presidente Sánchez y ya ha viajado dos veces a La Palma. En su primera visita no logró que los periodistas le hicieran una mísera pregunta tras su intervención en la que, todo hay que decirlo, se mostró mucho más inteligente y solidario con el Gobierno que lo que hizo durante la crisis de la pandemia. En la segunda ya sí que le preguntaron, pero fundamentalmente por sus candidatos al Tribunal Constitucional, nada de La Palma.

Casado sabe que los deseos de CC de recuperar La Palma en un pacto con su partido es ahora mismo una operación delicada, por no decir que imposible. El presidente del Cabildo, Hernández Zapata, está encantado de cómo le van las cosas con los socialistas y hasta puede presumir de cierta relación estrecha con el presidente de la nación, mucho más estrecha de la que tiene con Casado. No está en el horizonte más cercano del PP palmero hacer una crisis en el Cabildo por mucho que a Teodoro García Egea se lo esté implorando Clavijo un día sí y el otro también.

En esa línea de recuperar terreno perdido, el secretario general de Coalición Canaria ha convocado para este lunes en La Palma una rueda de prensa con su lideresa local, Nieves Lady Barreto, y los alcaldes y portavoces del partido en los diferentes ayuntamientos. El objeto de la convocatoria no deja lugar a dudas: “Analizar la situación general de las ayudas comprometidas para abordar las consecuencias de la erupción volcánica y la reconstrucción de la isla”.

Intentarán subirse al carro oportunista de las soluciones para después del volcán, colocando el listón de las peticiones lo suficientemente alto para que sea inalcanzable para cualquiera de las instituciones competentes y así poder luego reclamar para sí la posesión de la razón y el relato de que los socialistas no son tan buenos gestores como los pintan. 

En octubre pasado Clavijo llegó a proponer en el Senado que para las indemnizaciones a los propietarios de viviendas o explotaciones afectadas por el volcán se les garantizara que las valoraciones se hicieran “a precio de mercado”.

Por los alrededores de tales iniciativas está uno de los más activos agentes que Coalición Canaria tiene ahora mismo en la zona del volcán, Juan González Morín, quien fuera destacado militante y cargo público de los nacionalistas y que ahora encabeza una de las plataformas de afectados, la conocida popularmente como “la plataforma de CC”. En ella, además de Morín, hay una exconcejala y un exalto cargo de Coalición, esos que se quedaron en el paro cuando la formación perdió gran parte del poder en la isla. De ahí el indisimulado interés por aprovechar esta coyuntura para tratar de recuperar terreno.

Juan Morín, como le gusta que lo llamen, es propietario de una casa de considerables dimensiones, con bodega y otras instalaciones de recreo, de las que ha resultado perjudicada por el volcán, lo que lo ha convertido en uno de los más combativos arietes en la búsqueda de la rapidez y la mayor cuantía de las cantidades indemnizatorias. Una joya para Clavijo.

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