Tensión y de alto voltaje entre determinados estamentos del Partido Socialista Canario alrededor de las cosas que se le ocurren a José Manuel Soria. La consejera de Empleo, Industria y Comercio, Paquita Luengo, acreditada conocedora de la forma de desenvolverse que tiene el individuo en cuestión, viene luchando a brazo partido en la búsqueda de una rendija por la que echar abajo la cerrazón del ministro canario de Industria para con el sector eléctrico y el sector de las renovables en Canarias. Desde el famoso Real Decreto 1/2012, que puso patas arriba el objetivo de convertir a las Islas en referente de las nuevas energías y racionalizar el uso de las térmicas y la penetración del gas, Luengo lo ha intentado de todas las maneras, incluida la muy exigible de la negociación. Luego vino el disparate de la nueva ley eléctrica, que tiene sublevada a toda España pero que, en el caso de Canarias, amenaza con poner en peligro la sostenibilidad del sistema y la capacidad decisoria de la autonomía para la penetración de competidores de Endesa. A base de mucho empeño, como consta públicamente, la consejera consiguió que al Ministerio de Industria se le ablandara el corazón, y decimos ministerio porque no fue Soria sino el verdadero factótum de Industria, Alberto Nadal, el que acabó transigiendo en la promesa de modificar la irracional exigencia de limitar al 40% la actividad del actual operador, Endesa. Promesa, insistimos, que Paquita Luengo ha asumido como creíble pero que no parece haber calado ni en su partido, el PSOE, ni en el Gobierno, donde se sienta ella y su secretario general, José Miguel Pérez. Esa desconfianza, que coloca a la consejera en una posición delicada, es la que conduce a que el Grupo Parlamentario socialista mantenga su enmienda a la totalidad a la nueva ley eléctrica, incluyendo las dos principales exigencias que Luengo asegura haber conseguido desmontar.