Un volador húmedo. Los esperanzadores datos del paro con los que el lunes avisaron a los navegantes Mariano Rajoy y su no se sabe si leal María Dolores de Cospedal se quedaron este martes en un volador fallido. Es cierto que se ha roto en el cómputo nacional la histórica tendencia negativa del mes de agosto, pero más cierto es que se continúa destruyendo empleo, que la gente está emigrando o directamente dejando de inscribirse en las oficinas del paro, lo que da para muchos análisis socioeconómicos. Los que consiguen empleo lo hacen de modo precario, como corresponde a la brutal reforma laboral que el Gobierno aprobó nada más llegar Rajoy a La Moncloa, y el resto se busca la vida como puede. En Canarias, por el contrario, los datos han sido muy esperanzadores y empiezan a confirmar cierta recuperación económica, siempre vinculada al turismo, cómo no. Porque en Canarias no sólo se han superado en más de 4.260 los 31 puestos de trabajo nuevos con los que el PP echó las campanas al vuelo, sino que además no se ha reducido la afiliación a la Seguridad Social (en toda España ha caído en casi 100.000) y ha aumentado la población activa, lo que conduce a Paquita Luengo, la responsable del departamento correspondiente, a ser optimista y anunciar que habrá recuperación laboral hasta al menos el mes de diciembre. El PP canario se ha lanzado enseguida a atribuir a su Mariano esos méritos, obviando que en las Islas hay políticas destructivas que se aplican de manera más suavizada (amortización de puestos de trabajo en las Administraciones) o con algunas iniciativas que en el resto del país no tienen lugar, como la más estrecha vinculación entre Empleo y el mundo de la empresa (mayormente turística) para generar contratos en parte amortizados por el Gobierno para que los desempleados se formen y mantengan luego su puesto de trabajo. Atribuir a Rajoy el descenso del paro, cuando hay descenso, y a Paquita Luengo y a Paulino Rivero los datos contrarios ?cuando son contrarios- parece una postura bastante pueril, sobre todo si se tiene en cuenta que todavía hay un porrón de canarios, casi 300.000, esperando que alguien les solucione la papeleta.