Copiamos mal creyendo que cualquier innovación urbana neoyorquina es de aplicación a la ciudad canaria, a su gente, a su comercio o a su movilidad. Pero copiar es saludable cuando se copia bien y se miden las consecuencias, pero un fastidio cuando sólo se pretende internacionalizarse sin ton ni son. Tras el abrumador éxito de la peatonalización de media Mesa y López, rodillo y cubo de pintura verde mediante, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria la ha acometido con el barrio de Vegueta, haga o no haga falta. Una zona eminentemente administrativa ?poco comercial- necesaria de lugares para el paseo, cierto, pero también para el aparcamiento dada la inexistencia de subterráneos para tal fin en sus edificaciones, sufre en estos momentos obras de peatonalización de incierto resultado. Por el camino, las constructoras parecen contagiadas del imperante ordeno, mando y hago saber, y ajenas a las necesidades del barrio sobre el que actúan, son capaces de disparates como el vivido este puente en la calle que da acceso al servicio de urgencias del hospital San Roque, en la trasera de los Jesuitas. Unas vallas impedían el acceso a ambulancias y a los automóviles con personas con movilidad reducida, que debían ser apeadas en la esquina para cubrir el trecho hasta la puerta por su propio pie o con la ayuda de sus familiares. Como le pasó al ciudadano que nos envía esta foto, indignado, y que recibió como respuesta en el centro médico que lo mejor es bajarse, retirar las vallas, volver a subirse, violar el disco de dirección prohibida y a otra cosa. Su suegro, de 94 años, con dolores en el pecho, no olvidará el mal trago el tiempo que le reste de vida.