La polémica por la frustrada supresión del Servicio de Cirugía Cardiaca, que reventó este mes en el hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, está permitiendo que afloren otros conflictos latentes en el Área Sur sanitaria de la isla. Y no necesariamente por la crisis económica, o al menos no exclusivamente. Lo que ocurre, por ejemplo, en el Servicio de Pediatría del Materno se reactiva con la crisis, es cierto, pero es un problema que viene de lejos, quizás de años. El jefe de ese servicio es Francisco Machado, que lleva en el puesto ocho largos años durante los cuales ha sembrado hasta tal punto el descontento de sus 30 subordinados que 28 de ellos han llegado a firmar escritos reclamando directamente su dimisión, primero ?y muy lealmente- a él mismo, y en vista del escaso éxito cosechado, a la superioridad, también con resultado nulo. Ya desde principios de julio de este año estalla la bomba: todos los pediatras excepto uno que se encontraba de baja y otro que no consideró oportuno firmar, escribieron al doctor Machado en términos nada amables: “Le facilitamos una salida digna y discreta con su dimisión”, después de describir una gestión caótica “en sus aspectos asistenciales, formativos y de investigación”, de “carecer de ideas e iniciativas”, de presentar una “actitud rígida, impositiva y poco dialogante” y una manifiesta “incapacidad de transmitir al equipo directivo del Complejo Hospitalario la realidad del Servicio de Pediatría, bien por desconocimiento, interés o desidia”. El doctor Machado no se dio por aludido. La superioridad miró para otro lado.