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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

¿La Policía Nacional? Patrullando en Santa Brígida

El jefe superior de Policía, Valentín Solano, explica al alcalde de Las Palmas cómo incrementar la delincuencia en la ciudad.

Sostiene el diputado Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, que los datos del Ministerio del Interior apuntan a un incremento de la inseguridad en Las Palmas de Gran Canaria, lo que para el Ayuntamiento de la ciudad no es un dato preocupante, ni mucho menos. Han subido, dice la memoria aún por consolidar de la Secretaría de Estado de Seguridad, los robos con fuerza, la delincuencia violenta, los homicidios y los robos de coches, entre otros delitos. Pero no debemos preocuparnos porque según las estimaciones del Gobierno, a la gente se la ve por la calle mucho más feliz y contenta. No tenemos aún reacción de la Jefatura Superior de Policía de Canarias, seguramente porque su jefe, Valentín Solano, se encuentra en estos momentos disfrutando de sus merecidas vacaciones, estado en el que de manera accidental está también la comisaria provincial de Las Palmas, Sagrario de León, que estuvo casi un año ausente de su puesto de trabajo haciendo un curso sobre terrorismo islámico en Francia. No había hecho más que reincorporarse a su puesto la señora De León y ya recibía un nuevo reconocimiento de sus superiores, que le autorizaban a acudir con todos los gastos pagados a la recepción de los Reyes en Palma de Mallorca, plaza de la que es jefe superior su actual pareja, el comisario Antonio Jarabo. El regalo provino directamente del director adjunto operativo (DAO), Eugenio Pino, que mantiene una reconocida amistad con el mencionado Jarabo. Por lo tanto, estando de vacaciones Solano y estando de vacaciones el comisario Regalado, que asumió en funciones el puesto de la comisaria De León, al frente de la Policía en Canarias se encuentra el jefe regional de Operaciones, José Luis Lázaro, que se esmera para que sus meses previos a la jubilación no sean excesivamente cansinos.

Patrullando en zona verde

En numerosas ocasiones hemos hecho referencia aquí a la tribulación que reina en la Policía Nacional en Canarias desde que llegó a la Supercomisaría Valentín Solano y se ejecutaron en cascada una serie de nombramientos más destinados a la revancha y al pago de favores que a hacer eficiente a la institución. La ausencia de autoridad moral ha sido en demasiadas ocasiones sustituida por el ejercicio autoritario de la misma, lo que ha dado lugar a incidentes muy poco reconfortantes y a una merma en la buena imagen que siempre ha tenido el cuerpo. Los mandos andan más que mosqueados con la cúpula por ciertos desplantes y ausencia de rigor, y si no fuera por la profesionalidad que reina en todas las restantes escalas, cuando acabe esta legislatura estaremos más cerca del ejército de Pancho Villa que el de un estamento altamente cualificado y muy eficiente. El último ejemplo de estos desmanes de la máxima autoridad lo hemos encontrado nada menos que en Santa Brígida, que es donde vive el subdelegado del Gobierno, Luis Molina, inspector del Cuerpo Nacional en situación de servicios especiales desde que decidió irse a la política y ejercer como jefe de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria en tiempos del PP. Fuentes policiales confirman que un coche con distintivos policiales y su correspondiente dotación ha de patrullar constantemente en las inmediaciones del domicilio de Molina para garantizar su seguridad, que hasta ahora desconocíamos estuviera amenazada. Lo mejor de todo es que Santa Brígida es zona de la Guardia Civil, en concreto dependiente del puesto de San Mateo, lo que podría avalar la tesis de que al coronel del instituto armado, al contrario que al jefe superior, no le ha dado la gana de ceder ante ese capricho. Justo cuando Interior anuncia que se retira la seguridad a las personas antaño amenazadas por ETA, en Canarias nos gastamos los cuartos en la seguridad de un cargo de tercer nivel que seguramente lo que busca, como su jefe de filas, es darse el pisto presumiendo de seguridad pública.

Las vacaciones “verdes” de Soria

La Guardia Civil no tiene efectivos suficientes para dedicarlos a pendejadas, como prestar un servicio de seguridad claramente innecesario al subdelegado del Gobierno en Las Palmas. Bastante tiene con desplegarse en Playa Blanca, Lanzarote, para garantizar las felices vacaciones en un hotel ilegal del ministro de Industria y presidente del PP en Canarias, José Manuel Soria. La prensa canaria ha destacado este concepto de vacaciones “verdes” de Soria en referencia no a su sensibilidad ambientalista, que es igual a cero, sino por la alta presencia de agentes del instituto armado por los alrededores del hotel Volcán. No hay novedades de esas idílicas vacaciones más allá de las referencias a la ilegalidad del hotel en la prensa, radios y televisiones nacionales, frente a escasísimas menciones en la prensa isleña, que da por hecho que un personaje así debe vacacionear en su medio ambiente natural. La única noticia destacable que podemos acercarles en torno a esta cuestión es la reacción del director insular de la Administración General del Estado, Juan Prats, que se ha deshecho en elogios ante la presencia de su jefe máximo en la isla con expresiones como “es un valor añadido” y una visita con “una repercusión mediática importante”. Si tenemos en cuenta que la visita de Soria ha generado, de momento, una manifestación en su contra y la constatación de que vuelve a veranear en un hotel clandestino, ponemos al menos en remojo tanta lisonja. Pero donde Prats lo borda es en el momento de declarar que el admirado timonel tiene una protección “discreta”, lo que choca de bruces con su tradicional estilo, tanto cuando va de traje y corbata como cuando luce de sport fino. Por no hablar de lo dicho a La Provincia por el presidente de la patronal turística conejera, Asolan, Francisco Martínez, que ha comunicado al mundo que el señor ministro dedica mucho tiempo a la lectura y que “le gusta estar tranquilo”.

Cardona, como Pujol

Precioso el comunicado del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anunciando al mundo que colaborará con la Justicia tras la querella del Ministerio Fiscal por los vertidos de aguas fecales al litoral de la ciudad. Una solemnidad innecesaria teniendo en cuenta que todas las administraciones públicas, como cualquier ciudadano, están obligadas a esa colaboración, a lo que se añade el nada despreciable hecho de que al estar querellado un concejal, el de Aguas, la obligación del Consistorio se multiplica al menos por dos. El ampuloso comunicado del Ayuntamiento incluye otros extremos difíciles de sortear, como la afirmación bastante discutible de que en este mandato el equipo de Cardona se ha puesto a trabajar denodadamente por conseguir “vertidos cero” en el litoral. Pues ya es mala suerte, oye, porque en estos tres años la ciudad ha sufrido la mayor cantidad de mierda y sus correspondientes olores en la costa que la memoria alcance a recordar. La oposición socialista también ha hecho su contribución al desmontaje de la propaganda al recordar urbi et orbi que dos depuradoras construidas durante el mandato de Jerónimo Saavedra (2007-2001) no se han puesto en marcha todavía quizás porque la prioridad de este grupo de gobierno es el carril reversible de la avenida marítima. Y un dato para los curiosos: el ofrecimiento de Cardona a la Fiscalía coincide casi hilo por pabilo con el que desde Girona soltó este mismo jueves el ex honorable Jordi Pujol, que además de a disposición de la justicia, se ha rendido ante los encantos de la Agencia Tributaria. Como Bárcenas, oye.

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