Mariano Rajoy todavía no ha tenido la oportunidad de veranerar en la residencia oficial de La Mareta, en Teguise, isla de Lanzarote, y dudamos mucho que alguna vez lo consiga, al menos en su calidad de presidente del Gobierno de España. Ojo, no es que dudemos que alguna vez consiga alcanzar tan alta responsabilidad (que sí lo dudamos al paso que va) sino que, como siempre, es preso de sus propias críticas y no está su partido precisamente para hacer lo que tanto criticó. Pero, volviendo a La Mareta, esa residencia puramente conejera, con muchas reminiscencias manriquianas y con claro sabor isleño. Como las seguidillas de Lanzarote, cuyo danzar es práctica en peligro de extinción, como el atún rojo del Mediterráneo, las pardelas, el cardón, el pinzón azul y José Manuel Soria. De ahí que circule por la red, en plan más que malvado, un comentario muy cruel sobre el arte de Rajoy a la hora de entrar en la sala de prensa del PP el día que le tocaba valorar la sentencia del 11-M.