El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Siempre inoportuno don Pepito
Mal día para anunciar una demanda. El editor más dicharachero de Barrio Sésamo, José Esteban Rodríguez Ramírez, director, propietario, alma, corazón y vida del periódico El Día, eligió el 22 de diciembre para anunciar al mundo que demandaba al director de Canarias Ahora por infligirle graves daños a su honor, tomarle el pelo constantemente y llamarle cobarde. No es que la víspera de las entrañables fechas navideñas conviertan en inoportuno el anuncio de la demanda, que al parecer ya está presentada, sino que ese mismo día cayó en nuestras angelicales manos una sentencia del Supremo que confirmaba otras dos dictadas en Tenerife que condenaban a El Día Televisión y a uno de sus tertulianos a penar con 3.000 euros de multa y a la emisión de la sentencia por la tele, por la vulneración del honor de un médico de La Orotava al que injuriaron sin el menor contraste. Dice la sentencia que un tertuliano se despachó a gusto contra el galeno sin contrastar nada de lo que decía y sin tener pajolera idea de que fuera o no cierto lo que decía. Marca de la casa. El medio no sólo trató de enmendar el error del tertuliano corrigiendo en la medida de sus obligaciones tan atolondradas acusaciones, sino que otorgó y se convirtió en codemandado, siembra que ahora recoge en forma de una nueva condena a incorporar a sus atiborradas vitrinas. Pero volvamos a la demanda de don Pepito, derecho que ?vaya por delante- respetamos deportiva y constitucionalmente. El líder carismático del independentismo de chicha y nabos se siente menospreciado por nosotros por haber dicho en alguna ocasión (no muchas, la verdad sea dicha) que se comporta como un cobarde al refugiarse tras las paredes de su despacho parapetado tras sus dos fornidos escribanos durante el acto sublime y cotidiano de dictarles encendidos editoriales en los que insulta a todo el mundo para, acto seguido, a) asegurar que ejerce su derecho a la libertad de expresión; b) decir que sus insultos e injurias son recursos líricos, y c)negarse a darse un saltito de media hora a Gran Canaria a dar la cara en los juicios a los que la Justicia le convoca para que rinda cuentas precisamente por esas cosas que pare escondido en su despacho. Lo de su cobardía lo hemos publicado y lo sostendremos donde sea menester porque, que tengamos contabilizados (y puede haber más casos), José Esteban no ha acudido a tres juicios de la jurisdicción civil por demanda de vulneración del honor alegando que su estado de salud es muy precario, para lo que ha llegado incluso a aportar certificaciones médicas que ahora, por culpa de su decisión de demandarnos, pediremos que se sometan a contraste. Ya responderán los médicos por él y por la pureza y profesionalidad de sus certificados. En tres ocasiones, don Pepito ha alegado que no puede viajar a Gran Canaria, entendemos que ni por barco ni por avión, ni en bicicleta ni en autostop, como decía la veraniega canción de Los Mismos, por su frágil salud. Sin embargo, al menos en dos de esas tres ocasiones, tenemos contrastada la existencia de viajes suyos de mayor alcance y por las mismas fechas, uno a Navarra y el otro a San Francisco (Estados Unidos), sin que los galenos que vigilan tan celosamente la salud de este editor de 88 años hayan puesto el menor inconveniente.
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