Casi nadie en Tenerife se atreve a proferir la más leve crítica al protagonismo de Manolo Artiles en estas galas solidarias. Si se fijan, Cáritas sólo pone en cuestión el procedimiento y los efectos de estas recogidas masivas de alimentos, en las que se niega a participar porque considera que ese tipo de caridad no es eficiente ni resuelve los verdaderos problemas de las familias con necesidades. Y de esto parecen saber mucho más que Artiles. Pero ninguna crítica se dirige al organizador del mega bolo que este año tendrá lugar en la plaza de España mañana sábado, día 21. Nadie se atreve a negarle al dueño de Mírame Televisión lo que pida porque sabe que las consecuencias pueden ser catastróficas para su imagen. Y muy al contrario, todos los que colaboren abiertamente con esta o cualquiera de sus iniciativas publicitarias sabe que puede tener un lugar en el paraíso particular que el comunicador televisivo ha ideado para todos ellos. Tras esa fachada de hombre solidario, Artiles ha levantado un gran andamiaje con el que consigue dos objetivos fundamentales: el primero y más evidente, convertirse en un personaje necesario, popular, querido, imprescindible para una gala de elección de reina del carnaval, una escala en hi-fi o un programa en prime-time de la tele autonómica. Un tipo solidario, amante de su tierra, el primer defensor de Tenerife y de sus pobladores. A su vez, y de eso nadie habla sin mirar dos veces alrededor, consigue reforzar la imagen de su cadena y la necesaria facturación publicitaria. Son decenas las empresas que se suman a la iniciativa y que terminan ayudando de una u otra manera a la cadena. La influencia de Artiles se cotiza, y lo mismo le sirve para lograr que el embargo de su frecuencia de TDT por millonarias deudas a la Seguridad Social se diluya como azucarillo en los organismos competentes que para colocar de próximo candidato a lo que sea al alcalde, ministro o presidente que más dinero ponga sobre la mesa. Del otro lado, sus víctimas sufren las consecuencias de haberle negado una mega campaña de publicidad o una elevada nómina presentando un programa en la tele autonómica. Tras haber sido el primer admirador de Paulino Rivero, desde que éste le negara financiación, telepromoción y protección sin límite se ha echado a los brazos de Soria y el Partido Popular, que le sustentan hasta que el cuerpo aguante. Es el rey de la tele local tinerfeña, la pareja perfecta catódica de don Pepito, que el PP utiliza en su campaña de desgaste personal y político contra el actual presidente del Gobierno. La ATI revisionista está encantada con él y por eso también le apoya sin fisuras en sus iniciativas. La caridad mal entendida, convertida en arma arrojadiza.