El panorama no puede ser más desolador para los intereses de los herreños, en los que cabría encarnar en estos momentos la frustración que se extiende a todo el sector de las renovables en Canarias, con especial parada y fonda en el Sureste grancanario, el segundo estandarte de la revolución energética de Canarias. Las fuerzas vivas herreñas han acordado no hacer bandera política de este conflicto con el Ministerio de Industria, por muy tentadora que sea la situación. Mientras el presidente del Cabildo, el socialista Alpidio Armas, tiempla gaitas, la todopoderosa AHI de los Padrón tantea la posibilidad de atacar un pacto (el del Cabildo, entre el PSOE y el PP) para convertir un hito electoral en un pozo oscuro de fracaso. De momento, solo de momento, las aguas bajan tranquilas para que no haya voces discordantes “frente a Madrid”. ¿Y qué dice Madrid? En las distintas reuniones que Soria ha mantenido con los responsables del Cabildo ha culpado a la Comisión Nacional de la Energía (CNE), donde el señor ministro aprecia elementos incontrolados sobrevivientes de la etapa socialista. Desde el PSOE aseguran que no hay ninguna indicación contraria ?sino todo lo contrario- para que se desbloquee la situación. Pero en la CNE hay marejada de fondo contra un ministro que quiere hacer desaparecer ese órgano regulador para quedarse como amo y señor del sector energético sin tener que dar explicaciones a nadie. Una marejada que se mezcla de modo perverso con otra, la que padece Endesa y su matriz, Enel, con dificultades políticas en España y en la Unión Europea, con problemas que nada tienen que ver ni con Gorona del Viento ni con los saltos de las presas de Chira y Soria, en Gran Canaria. En medio, el cataclismo que ha provocado Soria en el sector nacional de la energía con el asesinato que ha propinado al sector de las renovables y con las reformas que ni siquiera parecen haberle satisfecho a él (si descontamos la hemorragia incontenible de satisfacción que tiene Repsol) y que terminan por cabrear a empresas como Endesa, protagonista indispensable de explotaciones como Gorona del Viento. Como siempre, las putadas que algunos se quieren gastar en las alturas terminan convirtiéndose en patadas en el culo de algún canario, como es el caso que nos ocupa.