Podía haberlo incluido en el Real Decreto 1/2012, pero no lo hizo. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, acuciado por la avalancha de críticas recibidas tras suspender para toda España las primas a las energías renovables, ha empezado a recular. Y lo ha hecho explicando lo que muy bien pudo haber explicado en aquella resolución tan controvertida: que el sistema eléctrico canario es especial, que tiene una altísima dependencia a los hidrocarburos, que el grado de penetración de las renovables es excepcionalmente ridículo y que el coste de generación de energía por sol y por viento es aquí mucho más bajo que en el resto del país sencillamente porque hay más horas de sol y una calidad eólica que nos convierte en un lugar privilegiado del planeta. La chulería de toda una semana, las explicaciones altaneras y confusas sobre el déficit tarifario, los llamamientos a la solidaridad nacional y la aplicación de las más estrictas doctrinas neoliberales de impedir a toda costa cualquier apoyo público a la iniciativa privada, se tornan ahora paños calientes, algodoncitos para Canarias. El empeño puesto por algunos medios de comunicación y por el Gobierno de Canarias para desenmascarar el duro ataque que con ese real decreto Soria perpetraba a Canarias deben haberle hecho recapacitar. Nos alegramos, pero falta ver efectivamente plasmadas esas excepcionalidades en el Boletín Oficial del Estado, que conociendo como conocemos al ministro y su afición a la trile, no nos fiamos ni un pelo.