El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Soria, “un líder”
La defensa que Antonio Brufau hizo de José Manuel Soria en su rueda de prensa de este jueves es prácticamente equivalente a la que el ministro hace permanentemente de las prospecciones y de las bondades de la compañía Repsol. Descartó por completo que ese desaforado respaldo ministerial pueda estarle perjudicando políticamente en las islas, aunque llegó a reconocer que “la mala pata del ministro es que es canario”. Muy al contrario, lo calificó de “líder” por haber empujado como lo ha hecho estas autorizaciones, paralizadas en 2004 por el Gobierno de Zapatero, si bien Brufau pretendió situar en el mismo nivel de respaldo al ex ministro Miguel Sebastián. Hablando de Soria y sin que él lo pusiera nunca en relación (ya lo hacemos nosotros), el presidente de Repsol se empeñó en numerosas ocasiones en poner como ejemplo de bondad de las explotaciones petrolíferas el caso noruego. Lo hizo al defender el respeto al medio ambiente que dice profesar; lo hizo al exponer su convivencia con el turismo; lo hizo al comparar la desafección canaria con el entusiasmo de los nórdicos, y hasta al abordar la espinosa (y tampoco en esta ocasión aclarada) posibilidad de beneficios fiscales directos por las extracciones. Hasta que un periodista de la primera fila le hizo ver que aquí también sabemos cuál es el modelo petrolífero noruego, dirigido con mano férrea y clara voluntad de interés general por el Estado, máximo accionista de Statoil. Además de una producción estratosférica (tres millones de barriles diarios frente a los 100.000 que los más optimistas vaticinan en Canarias), el beneficio del petróleo noruego dota un fondo millonario que ya va por 725.000 millones de dólares (150.000 dólares para cada nacional). Por el contrario, Repsol es una multinacional cuyo capital es flotante (free float, fluctúa en las Bolsas) en su mayoría (63%), y solo tiene de español el 21%. Para colmo, los derechos sobre las probables explotaciones pertenecen en un 50% a empresas ajenas, la australiana Woodside (30%) y la alemana RWE (20%). Esta última, como reconoció Brufau este miércoles, está vendiendo estos derechos en los mercados de Frankfurt, lo que probablemente deslocalice aún más el capital y las consiguientes rendiciones fiscales. Un chollo para España, vamos. Y para Canarias, ni les contamos. Pero de modelo noruego, poco.
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