La manía del PP de poner el fusil en modo ametralladora y disparar a todo lo que se mueve le conduce en demasiadas ocasiones al ridículo. En su cuarto de hora de gloria de toda la legislatura, el diputado popular Felipe Afonso el Jaber, quien condujera al desastre el urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria durante la alcaldía de Pepa Luzardo (otro portento de la política) acaba de denunciar urbi et orbi que la empresa pública Visocan se dedicó, en los años dorados, a invertir en productos financieros de alto riesgo para sacarse unas perritas en los mercados especulativos. Dice el refranero popular que, pasado el toro, todos somos Manolete, y ahora que pintan bastos para los que se metieron en esas aventuras financieras nos descubre el señor El Jaber que Visocan ganó una buena pasta en los años de gloria pero que, hecha trizas la economía, ya lleva perdidos 1,7 millones de euros. Compartimos con su señoría el rechazo a que una empresa pública se dedique a estos menesteres, pero resulta cuanto menos grotesco conocer que cuando se contrataron esos productos, en 2004, era consejero de Hacienda José Carlos Mauricio en un pacto de hormigón con el Partido Popular que, entre otros consejeros dentro del mismo Gobierno, tenía en Industria a un tal Luis Soria. Olvida también el señor Afonso El Jaber que en 2010 se amplió la cartera de swaps de Visocan y que por entonces el consejero de Economía y Hacienda, teórico conocedor de la operación era el otro Soria, de nombre José Manuel. ¿Explicaciones? Sin duda, pero todos, a ser posible.