El TSJC puso la venda antes de la herida porque nadie había dicho que estuviera imputado el diputado Rodríguez, que lo fue tras entregar su acta de parlamentario y quedar desguarnecido, justo un mes después del desafortunado comunicado. No sabemos si alguien pidió parar las patas a la prensa atrevida o si todo fue una coincidencia con el clamoroso silencio que pretendía guardar el PP alrededor de la cuestión hasta ver en qué derivaba la cosa. Rodríguez no pudo ser investigado por el alto tribunal canario, una lástima, y José Manuel Soria sigue abrazado al mutismo más absoluto. No nos queremos ni imaginar la atronadora salida de pata de banca que tendría el presidente del PP canario y los suyos si el imputado en una supuesta trama de corrupción político-empresarial fuera el número tres del PSOE en las Islas. Da hasta grima pensarlo.