La concentración de tierras raras en Fuerteventura quintuplica los parámetros habituales
Un estudio coordinado por la Universidad de La Laguna (ULL) ha constatado la gran concentración de tierras raras en Fuerteventura, con hasta 10.300 partes por millón (algo más de 10 kilos por tonelada), valores que multiplican hasta cinco veces los parámetros habituales.
La revista especializada internacional Solid Earth de la Unión Europea de Geociencias ha publicado un artículo de investigación sobre los análisis geoquímicos y mineralógicos de los minerales críticos de tierras raras en el complejo basal de la isla de Fuerteventura, ha explicado este lunes la ULL en su página institucional.
El artículo analiza de manera exhaustiva diferentes rocas magmáticas alcalinas, incluyendo traquitas, fonolitas, sienitas, melteigitas e ijolitas, carbonatitas y sus productos de meteorización asociados, y sus resultados constatan concentraciones de tierras raras en estas rocas carbonatitas de hasta 10.300 partes por millón, algo más de 10 kilos por tonelada.
Estos valores multiplican hasta cinco veces parámetros habituales y son comparables a otros lugares que albergan depósitos significativos en explotación de estos elementos críticos en el mundo, según el estudio.
El trabajo ha sido realizado por el equipo de investigación del proyecto MAGEC-REEsearch (Materiales para una Avanzada Generación de Energía y exploración de “tierras raras” en Canarias), financiado por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) y el Ministerio de Ciencia e Innovación, y coordinado desde la Universidad de La Laguna por el profesor del Departamento de Física Jorge Méndez.
También ha participado en el estudio Marc Campeny, primer autor del trabajo e investigador del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, así como el catedrático de Geología José Mangas y la profesora Inmaculada Menéndez, ambos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre otros coautores.
El estudio ha determinado que las “tierras raras” están asociadas con fases primarias, como el pirocloro y la britolita, y con monacita como fase secundaria.
Son muy destacables las concentraciones relativas en las carbonatitas del grupo de tierras raras que van desde erbio hasta el lutecio, las conocidas como “heavy rare-earth elements” (HREE), que son las más demandadas en aplicaciones tecnológicas como, por ejemplo, en los amplificadores ópticos utilizados en las telecomunicaciones por fibra óptica y que, además, están consideradas con el mayor riesgo de suministro entre todas las materias primas críticas definidas por la Comisión Europea.
Asimismo, son reseñables los análisis presentados sobre otros elementos trazas, como las impurezas de torio y uranio, que arrojan valores casi indetectables de unas pocas decenas de partes por millón (gramos por tonelada).
Los resultados presentados subrayan el interés de estudiar las concentraciones de estos elementos críticos de tierras raras en un entorno geológico no convencional, como es el de las islas oceánicas asociadas al magmatismo intraplaca.
El trabajo concluye también que, debido a la distribución irregular de estas mineralizaciones, es imperativo realizar futuras investigaciones detalladas adicionales para determinar el potencial real de estas concentraciones de tierras raras de cara a convertirse o no en reservas estratégicas.
Los investigadores recuerdan que las tierras raras y otros metales estratégicos son considerados actualmente elementos críticos para las energías renovables y la transición ecológica y digital.
Si se tiene en cuenta el aumento de la demanda prevista en los próximos años, la Comisión Europea promueve la exploración e investigación de nuevos recursos de “tierras raras” con la nueva Ley de Materias Primas Críticas que ha sido aprobada este año.
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