Concha Jerez: “Mis obras son respuestas naturales a momentos determinados”

Concha Jerez

Efe

Madrid —

Aunque ya está “bien servida” de reconocimientos, la artista plástica canaria Concha Jerez, Premio Velázquez de Artes Plásticas 2017, ha dicho que sus obras son la respuesta “natural” a momentos determinados de la vida, como la dictadura franquista, que, a su entender, aún no está “cerrada”.

En el trabajo y rodeada de sus amigos, así ha recibido Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) la noticia de este galardón, que le ha concedido el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, por el “rigor y compromiso de sus arriesgados planteamientos estéticos”, según la valoración del jurado.

Pero para Jerez, sus obras, más allá de ser “arriesgadas”, son “naturales”, aunque alguien “desde fuera” las pueda ver así.

“Son algo natural que salen en un momento determinado, como cuando empecé a hacer obras con escritos autocensurados. Para mí era natural porque estaba viviendo en una dictadura franquista, que no estoy muy segura de si se ha cerrado todavía”, ha matizado.

“No se ha cerrado, lamentablemente -ha añadido-, por eso sigo haciendo muchas obras en relación con la prensa”.

Respecto a los 100.000 euros del premio, Jerez ha confesado que los dedicará a “cubrir gastos”, porque “ahora mismo” se encuentra en “números rojos”. “Primero me los voy a quitar, y luego voy a comprar tiempo libre para poder trabajar más”, ha dicho.

Dedicada durante 40 años al arte, Jerez ha recordado cómo con 30 años comenzó a explorar el territorio de la instalación in situ a través de proyectos de gran envergadura. Aunque su vida, desde pequeña, estuvo relacionada con este mundo.

“Mi padre era pintor e iba desde pequeña los domingos al Museo del Prado, al de Arte Moderno, al Sorolla, y era algo con lo que estaba familiarizada, pero en un momento dado ya me tuve que dedicar al arte visual porque era una necesidad y cuando es una necesidad es algo imperioso que te lleva a hacerlo”, ha señalado.

Pero la artista, y tal y como reconoce el jurado del Premio Velázquez, tiene también una parte docente que ella misma califica de “importantísima” en su vida profesional.

“Uno tiene que reflexionar mucho para enseñar a los demás y para ver, cuando te presentan una obra de creación, qué es lo esencial y no imponer tus criterios, sino ver lo que quiere la persona que tienes delante. Y, desde el origen de lo que quiere hacer hasta lo que hace, comprobar si hay una fluidez y hay un diálogo; yo siempre me he considerado como una asesora docente”, ha puntualizado.

Eso sí, según ha reconocido la artista (Premio Nacional de Artes Plásticas 2015 y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas artes 2011), prefiere no ser inspiración para sus alumnos, porque lo que más valora son los trabajos que “menos se parecen” al suyo.

“No me gusta que haya genecitos por ahí, porque es absurdo, cada uno tiene su capacidad de creación y tiene que desarrollarla, si quiere, y por eso digo que soy asesora. Da mucha satisfacción cuando ves a exalumnos que han desarrollado un discurso serio y bien”, ha concluido.

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